El mes de enero de las Fallas 2021 finaliza con una nueva hibernación de la fiesta hasta nueva orden. En el tramo final de 2020 había esperanzas en un regreso a la normalidad: el índice de contagios era socialmente soportable y, proyectándose a medio año, se podía soñar con un aseado calendario de primavera, incluyendo la cremà de la Meditadora el mismo día que se anunció la suspensión de la fiesta doce meses atrás, queda para mejor ocasión. Pero la tercera ola ha dado al traste con todo. Tiempo de paciencia.

La Generalitat anunció (y Joan Ribó 24 horas antes) la suspensión de la fiesta por segunda vez y su traslado, al menos de momento y en fase de estudio, al segundo semestre. A cuando pueda ser. A cuando la vacuna lo permita. Pero marzo ya es un caso cerrado. Una suspensión que se veía venir y que ha sido acogida con mucha más naturalidad, cuando no resignación. Una suspensión sin lágrimas. Incluso con voces que cuestionan si no vale la pena echar el cerrojazo y ponerse en modo 2022, aunque ésta es una decisión que choca con muchos intereses económicos creados y que pueden llegar a ser catastróficos. Para unos, ahora mismo, se conserva la esperanza; para otros se está avivando la ilusión en vano. El tiempo dictaminará quien estaba más cerca en las previsiones.

Enero, ese mes que, como siempre, empezó con ls ofrenda de las Fallas de Primera A, da paso, pues, a la incertidumbre. Porque también ha sido el mes en el que ha quedado en negro sobre blanco que el censo fallero ha perdido un diez por ciento de sus efectivos (en realidad es un once, pero da igual). Otros lo leen de otra forma: el 90 por ciento de los falleros siguen siendo fieles a su fiesta y a su forma de vivir. Pero mientras, indumentaristas y pirotécnicos recuerdan que están en quiebra técnica. Las comisiones, por su parte, ya tienen prometida una nueva línea de ayuda económica para sostener sus gastos fijos y garantizar el compromiso firmado con los artistas falleros, ese del 75% + 75 %.

Previamente, y con las crecientes restricciones, las Fallas ya habían bajado la persiana a los casales y la actividad pasó a aletargarse. Hasta el reintegro de la lotería ha quedado paralizado hasta nueva orden. Y también se ha pausado la Junta Central Fallera. Ni teatro, ni play back, ni los campeonatos de truc y dominó. Tanto, que ya se empieza a cuestionar si continúan o si se les da carpetazo. En enero iba a ponerse a votación el programa de festejos de las hipotéticas Fallas 2021. Tendrán que esperar y ahora empieza nuevamente un periodo de reflexión. En el que la paciencia se pondrá a prueba.

Para Carlos Galiana ha sido el mes más difícil de su trayectoria no sólo como concejal de Cultura Festiva, sino como edil en general. Fuera del ámbito fallero, empezó con la controversia por la llegada de los Reyes Magos y acabó con la turbulenta asamblea de presidentes en la que, por primera vez, pudo comprobar que el buen rollo que mantiene con los mandatarios no es incompatible con que estos cuestionen la planificación del ejercicio de "no Fallas" y que llegara a calentarse. Su frase "no le deseo ni a mi mayor enemigo lo que estoy pasando" generó, en un contexto de pandemia y muerte, más de una crítica. Y entre medias, la afirmación de Joan Ribó recordando que su estancia al frente de la concejalía está supeditada al futuro judicial de Pere Fuset. Porque no es lo mismo un discurso tibio, contemporizador, del alcalde a que éste dijera "Dicho esto y que quede bien claro: si el señor Fuset queda exento de su responsabilidades judiciales, volverá a ocupar el cargo que tenía".

En cualquiera de los casos, y para que no haya duda, por pronto que tenga lugar ese litigio, hay Galiana para rato. Para casi toda la legislatura. En la que, ahora mismo, se ha marcado como primer objetivo no comprometer ninguna promesa que luego pueda no cumplirse.

Mientras, las Fallas han vuelto a mostrar su cara más solidaria. La Interagrupación ofreció nuevamente a las autoridades sanitarias los casales como centros sanitarios para suministrar vacunas. De momento, se sigue levantando la persiana para hacer donaciones de sangre. Y la visibilización ha llegado también con la campaña FallersEnPrimeraLínea, donde miembros de comisiones han mostrado su otra vida, la de sanitarios peleando como los que más.

En enero también se ha asistido a la elección del nuestro Maestro Mayor del Gremio en la figura de Paco Pellicer, tras una elección increíble, con empate técnico con Vicente Julián García Pastor.

Na Jordana completó con muy buen resultado su programa de mecenazgo, que le ayuda a reconstruir su falla. Y el mes ha finalizado con una noticia nuestra: los datos de la audiencia de la página web levante-emv.com/fallas con sus 5,7 millones de visitas que nos incentivan a trabajar más y más.

Febrero empezará con dos datos importantes: el informe de impacto económico (negativo) en el sector de la indumentaria y la toma de una decisión con el calendario escolar.

Ha dicho Consuelo Llobell muchas cosas en un par de intervenciones muy destacadas. Incluyendo este mensaje: "Somos una fiesta responsable y comprometida, una fiesta que respeta rigurosamente las restricciones sociales y las recomendaciones sanitarias, y así lo hemos demostrado. Por eso ahora más que nunca, me siento orgullosa de ser la máxima representante de una fiesta que predica con el ejemplo. La vacuna nos ha dado esperanzas para que en unos meses podamos tener Fallas. Por eso os pido que hagamos las cosas bien, que sigamos siendo responsables y sigamos cumpliendo todas las medidas de seguridad".