Docenas de falleros, no como grandes grupos organizados, sino por comisiones de falla, se han podido ver durante toda la jornada de domingo en los alrededores de las Torres de Serranos. Lo que empezó el sábado con un primer apunte se ha convertido en una convocatoria más notable durante la jornada dominical. Pero, en todo caso, ha sido una presencia no ya espontánea, sino de proximidad. No ha habido ninguna comunicación por redes sociales instando a miembros de una misma comisión o una agrupación (se temía que pudiera llegar a producirse). Por eso, el número de personas no ha pasado de diez en ningún casi y prácticamente siempre han sido los cuadros de honor, tres o cuatro. Los falleros eran fácilmente distinguibles por los polares o blusones y no han faltado falleras mayores llevando sus bandas. Sin llegar a comprometer el espacio ni mucho menos, estas visitas han simbolizado la ausencia de un festejo en el que se dan cita decenas de miles de personas y que supone el teórico inicio de la fiesta. Aunque, en condiciones normales y salvo la "mascletà" diaria, ésta se pararía hasta el jueves 4, cuando empezarían a llegar las piezas de fallas de Sección Especial y Primera A.

La fallera mayor de Río Bidasoa hace un selfi con otros falleros