Una de las imágenes falleras icónicas en el centro de la ciudad vuelve a producirse. Y el hecho de que sea en primavera es reflejo de esa situación altamente atípica que atraviesa la fiesta: un clásico como es el escaparate de los moños de fallera.

Es la tienda de posticería Hair Up, que ha llenado su escaparate con un clásico: los maniquíes de busto llenos de tocados de valenciana de diferentes colores.

Es una señal de la llegada inminente de las Fallas, y que ha sido habitual en los inviernos. Es un recordatorio de que hay que adquirir los moños nuevos ante la fiesta que se avecina. Ahora, el calendario está completamente trastocado, al trasladarse no sólo las Fallas a septiembre, sino al hecho de que es la primera vez en año y medio que se celebran las fiestas y que, por consiguiente, hace falta recomponer muchos postizos. Especialmente si, durante este tiempo, ha cambiado la tonalidad del pelo o si, simplemente, es momento del "Plan renove".

El escaparate de Hair Up es un clásico en ese sentido, como lo es en Navidad y en Fallas se convierte en escenario de fotos y selfis por lo peculiar del mismo.

Una de las consecuencias de programar unas Fallas en septiembre es, precisamente, la reactivación de los diferentes proveedores de indumentaria.