«Reclamo prudencia. Estamos en el punto de mira. Mejor cuidarnos en salud porque parece que alguno le tiene ganas a las Fallas y no tenemos que darles ese gusto. Debemos comportarnos de forma exquisita». Con este comentario, sin nombrar a nadie en especial, el concejal Carlos Galiana ha sido el primero que, durante la asamblea de presidentes, escenificó el malestar por el retraso a la hora de conceder ese permiso. ¿Se refería a Ana Barceló? No lo dijo pero parecía blanco y en botella. Quedó en el aire la cuestión, y aún se calentó cuando se escuchaban las quejas de los presidentes por lo que se considera un trato demasiado duro hacia los falleros. «Algunos debían haber sido más agradecidos. Y no me quiero meter más para no ser mañana portada de periódico».

Galiana escenificó claramente el malestar. "Son unas medidas que debían haber llegado hace semanas, como habíams reclamado muchas veces en la desescalada pactada". Aunque también aseguró que "por eso la pasada semana decidimos levantarnos de la Mesa de Seguimiento, al igual que las juntas locales, la interagruapción y el resto de miembros del grupo de trabajo porque no tiene sentido ir a reuniones para perder el tiempo". Realmente, tan sólo fue la JCF la que aseguró públicamente que se marchaba de la mesa de consenso. A la que, por cierto, regresó 24 horas después.

En la reunión también hubo presidentes que recordaron que conseguir el casi pleno funcionamiento de los casales a partir del 1 de julio es insuficiente porque es cuando las comisiones cierran sus puertas y ya no se socializa. Tan sólo servirá para preparar las fiestas de septiembre. Y es cierto: en un calendario tradicional, pasada la fiesta de San Juan, las sedes festeras hibernan en pleno verano.