La historia que se esconde detrás de cada falla empieza a modelarse en un taller. Los encargados de darle vida a estos «ninots» son los artistas falleros. Y también las artistas falleras. Aunque, en 2021, todavía son minoritarias dentro de este sector.

La artista fallera Marisa Falcó en su taller. | LEVANTE-EMV

Actualmente, el Gremio Artesano de Artistas Falleros está compuesto por 200 gremiados y gremiadas, pero solo 11 son mujeres, lo que representa apenas el 5% del colectivo.

Entre ellas se encuentran Lola Climent, Elena Esteban, Marisa Falcó, Eva Gimeno, Carmen Guaita, Inmaculada Ibáñez, las hermanas María José Luna y María Pilar Luna, María Teresa Melià, Marina Puche y Georgina Torres. La artista Carmen Guaita, quien se encarga de la confección de carrozas artesanas para las cabalgatas, reconoce que muchas mujeres «se adentran en este mundo porque hay familiares que han sido artistas falleros». En su caso, ella heredó esta tradición por parte de su padre. Carmen señala que es un mundo «muy masculinizado», aunque cree que últimamente «está cambiando ya que muchas mujeres deciden estudiar el ciclo formativo de Artista Fallero y Construcción de Escenografías».

A pesar de ello, recalca que las mujeres «siempre hemos estado presentes» en el arte fallero y pone como ejemplo a las cartoneras, quienes preparaban los «ninots» con cartón. «No se les ha dado el reconocimiento que merecían y ha sido de las profesiones menos destacadas», denuncia.

Lola Climent es artista fallera como su marido. Ella reconoce que ha vivido comportamientos machistas dentro de este sector. «El cliente, cuando entra al taller, siempre me pregunta dónde está el dueño, pero soy yo», explica. Además, expone que ha plantado «fallas grandes pero se le ha dado la visibilidad a mi marido».

La artista Marisa Falcó lleva trabajando en este sector desde 1992. Ella es licenciada en Bellas Artes y explica que las fallas «son una manera de exponer mi arte en la calle». Destaca que en el gremio «somos las que estamos y queremos», pero «hay muchas más mujeres detrás, trabajando en los talleres, aunque no estén al frente del negocio».

En este sentido, la artista María Jesús Giménez, quien también es profesora del ciclo formativo de Artista Fallero y Construcción de Escenografías, señala que las mujeres «han sido invisibles, pero son el alma del taller». En su caso, esta artista fallera, ha heredado el taller de su madre, quien también se dedicó a esta profesión y estuvo al frente del estudio tras la muerte de su marido. «Fue la primera que se federó e hizo fallas infantiles», explica.

Expone que este ciclo está animando a muchas jóvenes, hecho que se observa en las aulas, ya que hay una minoría de hombres estudiando. «Los tiempos están cambiando y, por eso, les animamos a emprender y muchas de ellas están abriendo sus talleres», concluye la artista Giménez.