Las distintas comisiones de la ciudad han tenido que adaptarse a la situación sanitaria para poder celebrar sus fiestas en los próximos días. Una de las principales preocupaciones siempre ha sido cómo evitar las aglomeraciones de los visitantes que acceden a los distintos monumentos, sobre todo de las fallas más concurridas. Sin embargo, esta no ha sido la única incertidumbre en torno a la celebración de los actos.

Cristina y Sergio colocan el cartel con las medidas sanitarias en la entrada de la falla. | F. BUSTAMANTE

Ante estas dudas nacieron los coordinadores Covid-19, presentes en cada una de las comisiones. Cristina Martínez, fallera de Cuba-Literato Azorín, es una de ellas. Reconoce que, desde que se anunció la celebración de las Fallas en septiembre, «sabíamos que debíamos cumplir una serie de medidas, pero cambiaban constantemente». Sin embargo, el pasado sábado, Cristina y el resto de coordinadores recibieron la formación necesaria para celebrar unas fiestas seguras.

Esta coordinadora expone que «existe cierto miedo, pero vamos a procurar que se cumplan todas las normas». Ella está constantemente en contacto con el vicepresidente de Festejos de su falla, Sergio Calvo, y el personal responsable del monumento infantil. «Todos los falleros conocen las normas y, además, unas 15 personas repartidas en distintos turnos, se encargarán del cumplimiento de las medidas», explica Calvo.

Entre estas se encuentra el control de aforo para acceder al monumento, tanto infantil como grande. «Habrá un acceso de entrada y salida para contar el número de personas que acuden, será obligatorio el uso de la mascarilla durante la visita, deberán desinfectarse las manos y se controlará la distancia de seguridad», precisa Martínez.

Reconoce que «somos conscientes que no es obligatorio el uso de tapabocas al aire libre», pero «al vallar la falla, será como un recinto privado y, por eso, podremos pedir que se coloquen el tapabocas». No obstante, la coordinadora denuncia que «no somos policías, pero intentaremos que se cumplan las normas, aunque, fuera de las vallas no podemos hacer nada».

Por su parte, la «plantà» y la «cremà» también despertaron algunas dudas entre los falleros. Por ello, «la ‘plantà’ se ha limitado a seis personas a partir de la una de la madrugada», explica Calvo. Respecto a la «cremà», en palabras del vicepresidente, «dependerá de los bomberos, que marcarán el horario, pero cerraremos los cuatro accesos y solo estarán en el interior los falleros».

No obstante, el trabajo de los coordinadores no termina aquí, ya que también planifican la Ofrenda y las comidas y las cenas durante esos días. «Hemos establecido grupos burbuja en cada mesa y tendrán el material identificado para que solo lo utilicen ellos», afirma.

En cuanto a la Ofrenda, deberán firmar una declaración responsable y «no hemos alquilado un autobús para la vuelta a la falla porque es un espacio cerrado y, así, evitamos posibles contagios». Como reconocen Martínez y Calvo el objetivo de estas medidas es «demostrar que estas fiestas son seguras».