El alcalde de València, Joan Ribó, cerró ayer el ciclo de «mascletaes» lanzando una idea: reconvertir alguno de los disparos de la plaza del Ayuntamiento en disparos descentralizados en los barrios, tal como ha ocurrido este año, obligada la Junta Central Fallera por la pandemia. Apuntó la idea tan solo como proyecto, sin especificar cuántos días, aunque dejó claro: «no para todos los días, pero sí para alguno».

«Muchísima gente nos ha agradecido que traslademos la fiesta a los barrios y es algo que, en el futuro, nos vamos a plantear seriamente como una posibilidad. Las Fallas son de toda la ciudad, no sólo del centro y debemos trasladar al máximo lo que se pueda buenamente a los barrios para que puedan disfrutar». Aseguró el alcalde en turno de balance, que su lectura de las Fallas de septiembre es «muy positiva porque la inmensa mayoría del pueblo valenciano ha entendido que tiene que divertirse pero, a la vez, que tiene que respetar las normas. El balance es, que por lo general, ha habido un respeto a las normas. Hemos arriesgado por ser la primera gran fiesta. Pero ha sido un riesgo controlado, calculado y consensuado con la Conselleria de Sanidad. Y hemos querido plantear que la gente tiene ganas de volver a sus costumbres».

Tanto es así, que se lanzó a pronosticar. «Sinceramente, y es hacer una profecía, y me atrevo. No creo que en quince días, con los datos de la pandemia nos hayamos pasado. Las cosas han funcionado bien, hemos podido celebrar unos actos falleros buenos y que nos sirven para cerrar ciclo y empezar, desde el lunes, a pensar en las fallas de marzo de 2022».

Mucha... demasiada gente

Fue Campanar la última parada de la comitiva oficial. El disparo de Hermanos Caballer fue seguido ya por mucha más gente. Domingo y calor es igual a multitud. Demasiada gente. Lo mejor que podía pasar con los disparos es que acaben porque el público les estaba cogiendo el gusto. No está mal escogido el emplazamiento: el disparo suena bien. Pero coqueteando con la imagen no deseable.

Bajo un sol de justicia, Consuelo Llobell y Carla García pronunciaron el último «senyor pirotècnic» de disparo diurno y al acabar también se desataron las emociones a pesar de todos los pesares. El concejal Carlos Galiana también hizo su particular balance de las Fallas más atípicas de la historia. Planteadas inicialmente como unas «Fallas de mínimos». Pero reconocía: «si en mayo me dicen que iban a salir así de bien, lo firmo con los ojos cerrados».

Unos festejos lanzados en el mes de mayo, a los que les faltaba la materialización. «Empezamos con un planteamiento mucho más conservador y confirme iba avanzando la vacunación y la situación sanitaria lo hemos ido mejorando», afirmó.

A pesar de una tormenta que llegó cuando no tocaba. «Habíamos visto en la Oficina de Estadística las variables climáticas y sólo daba alguna lluvia veraniega ocasional. Cuando llegó lo que llegó, de verdad que me pregunté qué más nos podía pasar. Y creo que han sido unos hechos que han pesado en la moral de la gente. Siempre dijimos que celebrar las Fallas eran por activar económicamente pero también por una cuestión mental para recuperarnos del varapalo. Afortunadamente salimos del drama de la tormenta, pero la hemos arrastrado».

«Han venido a pasearse»

València cierra la primera gran fiesta. El edil lo aprovechó para lanzar un dardo a la oposición. «Hemos visto a grandes líderes nacionales venir aquí, a pasearse, a alabar la seguridad y, a la vez, a criticar a la administración, que son los que han llevado a cabo esto. En las Fallas pasa eso: todo el mundo se apunta al carro cuando todo está en marcha».

Hoy, directiva y mañana pleno. El ejercicio hay que activarlo. «Creo que va a ser un ejercicio puente, aunque espero que a más normal. No creo que dé tiempo a grandes novedades» manifestó Galiana.

También se refirió al acto más complicado, la Ofrenda, y qué versión habrá en 2022. «En principio debería volver ya a su recorrido habitual si se cumplen los plazos, porque hay una parte importante que es la obra en el subsuelo. Vamos a ver qué pasa. Aunque hay mucha gente que le ha gustado la calle Caballeros. Igual se convierte en la famosa tercera vía», comentó. «Hasta el manto me ha gustado. También los elementos tradicionales, pero la sensación que ha dejado también está muy bien», finalizó.