Salvas de honor saludaron la llegada de las falleras de Castellar. Primero, de reconocimiento a la infantil, Ana Cervera, a quien la ventura del acta no sonrió. Y luego, con traca incluida, a la mayor, Carolina Soriano Alabau. Con quien el pueblo vuelve a celebrar, a vivir cerca, muy cerca, los honores propios de la parafernalia cortesana.

Acababa de verse, en la lejanía, un pequeño castillo.Eran los vecinos de l’Oliveral, que también se felicitaron pero por el guión cambiado: allí, la elegida fue la infantil, Adela y también estuvo enla Fonteta su mayor, Lidia Rodrigo.

Son historias paralelas, pero no convergentes. Paralela porque las dos fallas son muy numerosas de censo. Pero no convergentes porque la falla de Castellar (Plaza Virgen de Lepanto) suma la mejor racha actual del censo fallero: tres años seguidos. Marta Alacreu en 2019; Natalia Vilanova en 2020 y 2021 y ahora Carolina. En l’Oliveral (falla Gloria-Felicidad-Tremolar) hacía treinta años exactos que no tenían representación.

Pero lo que sí que consiguen ambas es reforzar la recuperación del cargo en los Pobles del Sud, habitualmente maltratados en los veredictos. Es verdad que en Castellar vivieron en 1981 un hecho histórico: de allí salió una fallera mayor de València, Amparo Martín. Hubo que esperar catorce años, a Ana Belén Ferrer, de El Palmar, para volver a saborear el éxito absoluto. Y desde entonces.

Carolina es muy de la tierra. Su segundo apellido, Alabau, lo delata. Y por si fuera poco, su vida se desarrolla cerca: «trabajo en la depuradora de Pinedo». De técnico de laboratorio. Lo que le permitía tener una cartilla de ahorro con la que pagarse los gastos de un reinado que ha sido de dos años. Y que habría sido de tres. Su presidente lo desvela: «si no hubiese sallido en la Fonteta, habría continuado un año más. Ahora tenemos que buscar fallera mayor».

La comisión de l'Oliveral animó a sus representantes y también tuvieron éxito al 50 por ciento Falla l'Oliveral

Allá abajo, en l’Oliveral, la fiesta fue con los papeles cambiados: honores máximos para la niña. Adela García y reconocimiento a la mayor, Lidia Rodrigo. Quien tras el recibimiento en su casal cruzó la frontera y fue a saludar a su exitosa compañera de viaje. La de Castellar.

Adela tiene 10 años, estudia en el Colegio Alemán y tiene que vivir la solidaridad de primera mano: su madre, Majo Gimeno, es la presidenta de Mamás en Acción. La de l’Oliveral es, censo en la mano, la más numerosa de la ciudad. Y ayer mismo, por la tarde, ya hicieron circular el aviso: «Como todos sabéis, Adela ha sido seleccionada para formar parte de la corte d ehonor. Por lo tanto, el sitio de fallera mayor infantil para el ejercicio 2022 queda vacante. Por lo que queda abierto el periodo para presentarse como candidata hasta el día 6». Como regalo inesperado, presidirá actos del 75 aniversario, que se celebrará en diferido. Porque el año pasado no pudo llegar a buen término por obvias razones.