No todo el mundo tiene un bisabuelo con calle en València. «Se la dieron por buena persona. Vivía en el Cabanyal y en tiempos de mucha pobreza, él, que vendía carbón, ayudaba a la gente». También tiene una falla, la Tío Bola, Reina-Vicente Guillot. «Me hizo mucha ilusión que me felicitaran». Ella es Sofía Guillot, 23 años. La parte materna, la Aleixandre, es de más lejos, de Quintanar del Rey.
Trabaja en el negocio familiar de restauración. «Mis padres quieren que lo aprenda todo. Desde la cocina a la sala, los vinos... para poder funcionar yo sola más adelante». No es un trabajo fácil, pero «me encanta. Es un trabajo, si no duro, sí que necesita mucho esfuerzo y cuando la gente está de vacaciones es cuando más estás trabajando. Pero tiene su recompensa: trabajar cara al público me gusta mucho. Y trabajar con mis padres es lo mejor que me puede pasar». ¿No habíamos quedado que unos padres no siempre son jefes fáciles? «Yo he trabajado en casa y por cuenta ajena, que hay que verlo todo... y me quedo trabajando con la familia». No estudió hostelería, sino «educación infantil. Tras acabar y probar sentí que era mi lugar. Tenía la suerte de tener los restaurantes de casa y ya trabajaba con 16 años, me formé y ahí sigo y seguiré». También es hermana de mago, G. Aleixandre. «Somos uña y carne. Ensaya delante de mí. Obviamente, me lo sé todo de los trucos. No, yo no hago magia. Alguna cosa con cartas, pero la parte artística es suya».
De Lope de Vega «porque mi abuelo paterno tenía una pescadería en esa plaza. Recuerda que eran del Cabanyal. Yo vivo con mi pareja en la avenida del Cid». No dejes de nombrar a «mi abuela y mi pareja. Son un papel importantísimo y en la sombra. Se desviven por mi». Y todos los demás.
