"Las mezclas sobrantes de las pruebas, de poca potencia, el maestro cantero las guardaba envueltas en papel, hojas de maíz o tela y cuerda fina o hilo, para que los más pequeños de la familia disfrutasen de los truenos que, lanzados contra el suelo, producían sonido y fogonazo, y así que se fuesen familiarizando con los sonidos que tendrían que escuchar y distinguir cuando, al hacerse mayores, siguieran con el trabajo familiar de maestros canteros". El "tro de bac" es un artifio pirotécnico sin mecha, de impacto, y el elemento más característico de las Fallas. Ese que, durante más de un siglo, se viene utilizando para anunciar al vecindario que empieza la jornada festiva.

El "tro de bac" ha pasado toda suerte de vicisitudes y, de hecho, ha estado a punto de desaparecer, asediado por las normativas europeas, el imparable traslado de la actividad fallera a la noche y la competencia del trueno de mecha. Sin embargo, en los últimos años se observa un creciente interés por parte de las comisiones de falla, especialmente a través de las agrupaciones, por utilizarlo.

En la página trodebac.es generada por la Pirotecnia del Mediterráneo para focalizar los pedidos de este artificio se recoge un ensayo de mestre coeter So Juan García Estellés, en el que atribuye el origen de este tipo de petardo a los canteros y a la pólvora utilizada en este tipo de trabajo "que es la madre de la pólvora valenciana". Según referencia, los canteros disponían de rudimentarios laboratorios para realizar productos de pólvora para incrustarlos en los salientes -sabiamente detectados- y poder romper los grandes bloques de piedra. "por medio de una mecha o por medio de un golpe". En esta última "a la mezcla obtenida del mortero ("la pólvora"), se le añadían pedazos pequeños de piedra de silesc, se envolvía con hojas de maíz, tela o papel, dándole forma y atando un pequeño paquete, lo suficientemente compacto como para lograr que estas piedrecitas estuvieran lo más cerca posible unas de otras. A continuación, se situaba este paquete sobre un trozo de piedra más o menos grande y plano, y sobre él, se le golpeaba con un mazo o barra para poder ver que la mezcla reunía las características previas y que su ignición era la óptima y deseada".

Y son los sobrantes de estos trabajos los que serían utilizados de forma recreativa con el paso del tiempo.

En la "Historia de las Fallas" publicada por Levante-EMV hace treinta años, Juan García Estellés recupera la aparición del tro de bac: "Un hecho muy importante dentro de la cultura popular valenciana que tuvo lugar en los años 1902 y 1903, en los que por primera vez aparecieron “unas cajitas con pequeños explosivos llamados petardos o TRONS de BAC que fueron, lo son y serán la delicia de la gente joven y de la chiquillería, pues fue desde entonces el petardo por excelencia de las dianas ("despertaes") que forman parte de la Fiesta de las Fallas como material pirotécnico utilizado, mucho más seguro en momentos de regocijo por toda la gente que forman el mundo fallero".

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"No obstante, en diferentes pueblos y, en concreto en el área del horta valenciana, pero también en Alicante con sus hogueras y en las distintas fiestas para la celebración de los Santos Patronos de los pueblos, fueron utilizados mucho antes que en Valencia ciudad junto con trons de mecha, trons de parelleta, voladores y cohetes borrachos".