La figura de la mujer en las fallas, cuando ya se han cumplido dos décadas del siglo XXI, apenas tiene un papel residual. El Museu Faller ha preparado en estos días varias actividades que constatan que estamos lejos de la igualdad entre hombre y mujer en estas fiestas calificadas como Patrimonio de la Humanidad desde 2017 y pese a que con motivo del 8 de Marzo nos disponemos a celebrar el Día Internacional de las Mujer. El director del Museu Faller de València, Gil-Manuel Hernández, señala que en el arte fallero el diseño y confección de los «ninots» sigue estando lleno de «estereotipos de género».

La hipersexualizada agente de la Academia de Policía. | F.CALABUIG

Los monumentos muestran a las mujeres en roles propios de una «cosmovisión» masculinizada cuando no «machista». Las mujeres no son representadas como ejecutivas, profesionales o trabajadoras, sino que aparecen en muchos casos con roles de género muy estigmatizados como «madres, abuelas, princesas o reinas» que son fruto de «una visión muy tradicional». Esto sigue ocurriendo hoy, mayoritariamente, aunque en los últimos años el arte fallero ha evolucionado mucho: se han eliminado «ciertas expresiones» y ya no se realizan «escenas degradantes» para las mujeres.

Lejos de la igualdad en el mundo fallero

Escenas falleras como el troglodita que arrastra a su mujer de los pelos, que fue declarado mejor Ninot Indultat en 1957; o la escena de «Loca academia de policías», donde se presenta al personaje de la policía intensamente sexualizada, son fruto de esa cosmovisión «masculina y patriarcal» que aún predomina en las fallas y que evoca Gil-Manuel Hernández. Más aún, otra característica de este arte efímero desde el siglo XIX hasta hoy es que a las mujeres «se las presenta a menudo como el gran peligro para el hombre». Véase la pareja de indios con su hijo, de 1956, en la que se desliza que el pequeño es fruto de una infidelidad de ella. Cuando no es así, cuando la mujer no es algo negativo para el hombre, se las representa «como un mero complemento» de su pareja. El papel principal de la falla, el 71% de las figuras, son masculinas y siempre se presenta al hombre como personaje más relevante y en un status de poder frente a su compañera.

De hecho, en el «Análisis de las Fallas de la ciudad de València desde una perspectiva de género», que efectuó el Departamento de Sociología y Antropología de la Universitat de València, dirigido por Verónica Gisbert, se constató este exceso masculino y se censuró la cosificación femenina.