• Amanda Esqueta Navalón
  • Falla Guillem de Castro-Triador
  • 26 AÑOS

Soy músico percusionista y me dedico a hacer fallas». Así, de buenas a primeras, es como se presenta Amanda Esqueta, lo cual obliga rápidamente a pedirle más detalles. Vamos por partes. «Estoy en un grupo de rockabilly. Aprendí a tocar la batería y me dedico a eso: hacer bolos haciendo rock&roll y también country. Mi grupo se llama Mala Estrella». 

¿Da para comer? «Bueno, en los años de pandemia lo pasamos fatal, porque no había conciertos. Pero ahora estamos remontando. Sí, ¿por qué no?»

Amanda, en los carteles promocionales del grupo Mala Estrella

Amanda, cuando fue preseleccionada JCF

Y ahora, lo de hacer fallas, que también tiene su razón de ser. «Empecé a hacer fallas porque hice dos años de carpintería. Ahí conocía a gente que se dedicaba a hacer fallas y ahora las hago con mi pareja, que es el artista Celso Sierra». Con lo que «he colaborado en hacer la falla de mi comisión y las de otras. Y también, claro, la mía de fallera mayor». La de Guillem de Castro-Triador, a la que llegó precisamente porque la soga va tras el caldero. Celso Sierra es fallero de allí. «Al cabo de un tiempo de conocerle y empezar a salir, los falleros me convencieron, pero... él fue el último en enterarse». Una de esas comisiones pequeñas y admirables que sobreviven en el oeste de Ciutat Vella y que sueña con tener una fallera en lo más alto justo cuarenta años después de la última vez. «Somos como una pequeña familia. De pequeñita había sido fallera en Paterna». Después los caminos se separaron hasta este particular regreso. «Para ser fallera mayor tenía muchas dudas: los dos años de pandemia, me dije «tiramos adelante». Y no me arrepiento para nada. Me convencieron y cuando te pican mucho, ya sabes... caes». 

Habla de Paterna porque es su pueblo natal. «Mi familia son los «Pollastrets» de Paterna, que cantaban «albaes». La familia de mi padre procede de Madrid. «No, yo no canto. Eso se lo dejo al cantante del grupo». 

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Se presentó a la sesión de entrevistas vestida en tonos rojos de arriba a abajo, salvo la pintura de las uñas. Nada más salir preseleccionada la habían atacado en redes sociales por el delito de que en su foto de candidata llevaba el pelo -y los rodetes, claro- teñidos de rojo. «Por supuesto que de rojo porque me apetecía. Cuando el clavo destaca un poco es el que se lleva el martillazo. Pero no: no me preocupa». Reconoce que se lo dijeron, que miró las redes sociales y que «al primer comentario que vi pensé que es increíble que en 2022 haya gente que todavía salga de las cavernas. O que ni siquiera se informen antes. El problema lo tendrán ellos. Si hoy lo tengo rojo, mañana negro y pasado mañana azul, no soy ni mejor ni peor persona ni fallera». Para sonrojar a los carcamales.

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