• Ana María Arce Chovares
  • Falla Barrio Beteró
  • 33 Años

Dar ejemplo a niños es que las maestras también han hecho los deberes rápido y bien. Ana María Arce fue rápida, portentosa, en su carrera como maestra: «aprobé las oposiciones con 21 años, en 2010». Y con los deberes hechos llegó la nueva vida en la distancia porque «estuve viviendo nueve años en Barcelona». Y una cosa es ser maestra y otra es ser fallera. «Cuando estás fuera es cuando más aprendes a valorar las Fallas. Yo soy fallera desde que nací». Y los nueve años, importantes en lo profesional, fueron duros en lo fallero. «No veas cómo se echa de menos».

La receta era «hacer malabares». A saber: «bajando todos los fines de semana posibles. Y cuando llegaban Fallas, haciendo lo que se podía. Si caía en fin de semana, perfecto, Y si no, pidiendo favores, permisos o tener días de mucha melancolía. Como cuando estás lejos y sabes que ese día a esa hora, está desfilando tu falla en la Ofrenda».

Pero regresó hace dos años largos. «Cada dos años hay concurso de traslados, a los que optas por puntuación y méritos. Y si puedes y tienes suerte, vuelves. Y aquí estamos. Al lado de la Fonteta». En concreto, en el CEIP Les Arts, «un colegio nuevo y muy bonito». Dispuesta a empezar una nueva vida profesional. «Tengo la suerte de estar en un colegio que apuesta por la innovación educativa y estoy disfrutando mucho». Y en lo personal, porque «me casé el año pasado».

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Fallera mayor por fin. «Fue algo muy pensado. Desde 2011 lo llevaba rondando, pero desde la lejanía no dependes sólo de tí. Esperamos con paciencia. Me hubiese gustado antes, pero fui cuando pude serlo». Nada más regresar a casa. «Estaba nombrada para 2021, pero con todo lo que pasó hubo que esperar un año más. En casa decimos que las esperas siempre valen la pena y ésta lo valió». Para engrosar una adscripción a la fiesta que inauguraron los abuelos, en la comisión desde el principio de los tiempos. Todo en las calles de ese pedacito de Poblats Marítims separado en su momento por un paso a nivel siempre de barrera caída y ahora por una súper-avenida. «Mi tía tenía la Droguería Amparín, en la misma calle del casal, Manuela Estellés. Y mis abuelos siempre han tenido un papel muy activo en las Fallas». La de «un barrio de muy pocas calles, en el que nos conocemos todos».

Ha sido la fallera mayor del 50 aniversario del Barrio Beteró Falla Beteró

«Le pongo mucha pasión a todo lo que hago». Incluyendo lo que considera su «profesión frustrada». «El día que me jubile, me encantaría estudiar historia. Me encanta leer divulgación histórica». Curiosa su debilidad: «La II Guerra Mundial». Las pruebas de septiembre no son ni Dieppe, ni Kursk, ni las Ardenas. Pero también hay que pelearlo.

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