• Beatriz Soler Rodríguez
  • Falla Oltà-Juan Ramón Jiménez
  • 29 Años

Vértice es el punto de origen de dos semirrectas en un ángulo agudo. Si tomamos el plano de València, es exactamente el sitio en el que se encuentran Malilla y la falla Oltà-Juan Ramón Jiménez respecto a Russafa y la Fonteta. Beatriz Soler puede explicar el ángulo agudo con este ejemplo práctico cuando imparte clases de Educación Primaria. Y allí, en Oltà-Juan Ramón Jiménez, es donde se instalaron su padre, de Russafa, y su madre, de la Fonteta, y donde ha hecho su carrera fallera desde niña Beatriz Soler (nombre y primer apellido de fallera de la corte si repasamos el listado de 2009). Estadística en la mano debería tener sus opciones, porque esta comisión ha tenido una representante en los años ochenta y otra en los noventa. Y recientemente, en los años diez. Les falta los veinte. Intervalos que faltan por cerrar.

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«Estoy interina en diferentes colegios públicos de València». Con 29 años ya se ha presentado a las oposiciones. «He sacado muy buena nota pero por los puntos de méritos no he conseguido aún la plaza fija». Pero asegura que no le quita el sueño: «Me gusta la interinidad. Conozco mucha gente, muchas formas de trabajar, muchos colegios... ir cambiando y no quedarme en un mismo sitio no me desagrada».

Beatriz, chocolateando en el casal con la fallera mayor infantil Falla Oltá

Beatriz fue de las falleras de tres años que no se presentó a la corte en 2021. ¿Por qué no te presentas, pruebas y si no sales, continúas?. «Me apetecía vivir las Fallas en marzo y acabar el ejercicio a la forma tradicional. Veía que en septiembre no iban a ser lo mismo. Quería acabar el sueño como lo había imaginado y la comisión, además, lo permitió». Un reinado interrumpido como tantos otros. «No tenía ningún año fijado o pensado para ser fallera mayor. Al final, las oportunidades llegan cuando llegan. Estaba estudiando oposiciones, había empezado a trabajar, no se había presentado nadie... fue el año que tocaba y me ha hecho ser muy feliz al final».

Todos tenemos alguna historia que apuntar en la vida. Beatriz recuerda un cameo de jovencita que nunca olvidará. Jugar en un particular Dream Team. «En el año 2009 vino el Ballet Nacional de Cuba a actuar en el Teatro Principal». Y necesitaban niñas. «Vinieron al Conservatorio a hacer una prueba». Los titulares de la época lo recuerdan: que medio centenar de niñas tenían una oportunidad única. Ella fue una de ellas. «Siempre puedo decir que bailé el Cascanueces con el Ballet Nacional de Cuba. Son sensaciones que no te olvidas. Trabajar con ellos, estar en bambalinas, salir al escenario, que te aplaudan...». En septiembre le espera otro teatro de los sueños.

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