La "falla cidiana" ha vuelto a poner en evidencia la capacidad de los monumentos de arte efímero para llamar la atención y convertirse en foco de atracción en lugares ajenos a València o a poblaciones falleras. Miles de personas han llenado el centro de Burgos para ver quemar, a los pies de su catedral, la falla encargada al artista Fede Alonso con motivo del octavo centenario de su Seo.
A pesar de tratarse de una falla de dimensiones moderadas (en València estaría en una categoría media), el trabajo del artista ha llamado poderosamente la atención. Apoyado además en tener como protagonistas elementos reconocibles como son el Cid, su caballo Babieca y la Tizona junto con unas escenas de fácil entendimiento (la primera piedra con sus protagonistas, Doña Gimena, el Camino de Santiago...). A lo largo de estos días, la "plantà" ha estado captando la atención de los burgaleses, que se dieron cita de forma masiva el sábado por la noche para presenciar que "cremà", que estuvo precedida de un castillo de fuegos artificiales y que fue extremadamente vigilada por los bomberos. La falla se plantó y quemó sobre un sueldo de baldosa, cubierta por una gruesa capa de arena.
La relación de Burgos con las Fallas existe desde hace tres décadas. Tanto es así, que ambas comitivas oficiales intercambian visita durante sus fiestas mayores. La reina de las fiestas de Burgos, por ejemplo, forma parte del conjunto de representantes de fiestas en la semana de San José junto con Alicante, Castelló y Murcia. Las falleras mayores de València y, en ocasiones, como este verano, las cortes de honor, devuelven la visita en las fiestas de San Pedro. En esta ocasion, además, las autoridades burgalesas se han decantado por plantar una falla atendiendo a la simbiosis que suponen dos Patrimonios de la Humanidad: uno de tipo material y otro inmaterial.
Fede Alonso es un consumado especialista en fallas y escenografías. No hace tanto tiempo (de 2015 a 2017) fue el responsable de elaborar el escenario del festival Medusa de Cullera.
