«Si no vienen más falleros, me revientan. De hecho, me han dicho que caí redondo y una vez en el suelo, con la cabeza abierta, me seguían pegando en el mismo sitio». Está de baja y algo peor que el primer día. "Mareado". David es fallero de Ripalda-Beneficencia «de los de toda la vida: me apuntaron el día que nací». Y ha tenido que acudir a una revisión para ser examinado de los golpes recibidos durante el ataque de un grupo de jóvenes al casal de la comisión y sus aledaños. Ha denunciado a sus agresores. "Son gente muy joven, que es lo que más nos sorprende, casi niños. Y entrenados. Sabían lo que tenían que hacer. Quienes no lo sabíamos éramos nosotros. No imaginábamos ni esa organización ni esa violencia».

"Los de antes no buscaban gresca"

El barrio del Carmen no ha sido muchas veces un paraíso, pero el fallero agredido no ha visto parangón. «Aquí hemos tenido épocas. Con sus tribus urbanas y demás. Lo recuerdo de niño y que me imponían respeto. Pero simplemente te cambiabas de acerca. No te venían buscando gresca. Aprendíamos a convivir con los que había». Como si que ocurrió en este caso. «Como era el nombramiento y hay invitaciones, es normal que hubiera gente a la que no conoces. Pero a los tres que entraron en el casal empezamos a ver que su conducta no era la que tocaba. Y cuando además empezaron a fumar les dijimos que se fueran. En cuanto pusieron pie fuera del casal se pararon y dijeron que no se movían más. Entonces vinieron dos más, ya éstos con botellas en la mano. Y cuando los llevamos más allá es cuando llegó la emboscada en la placita. Solo recuerdo un golpe en la cabeza por detrás. Es cuando dicen que me caí, pero redondo, y que, mientras, me seguían golpeando».

Objetos por debajo de la persiana

David no sabe cómo,pero «me llevaron al casal» y recuerda el episodio narrado por el presidente de la comisión: «bajamos la persiana, pero mientras el mecanismo bajaba, nos seguían lanzando botellas, piedras...». Y la suerte es «que ya era tarde y los niños, que hubo bastantes, se habían marchado a casa. Porque no les habría importado».

El agredido tiene claro que «no eran una banda latina, ni magrebíes. No quiero que esas cosas se politicen. Los tenemos grabados en vídeo y lo sabemos perfectamente porque hemos visto hasta la ropa de marca que llevaban".

Llamaron a la Policía y la Ambulancia. «Aunque sangraba escandalosamente, me lo pudieron contener hasta que llegó porque la verdad es que tardó bastante. Mis suegros, que estaban durmiendo en Mislata y que no tienen el coche en la finca, llegaron antes». En cualquier caso, una experiencia de la que aún no se han quitado el susto.