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Paula Nieto se corona en plan estrella infantil

La fallera mayor es recibida entre gritos de entusiasmo de la platea infantil, como si de un ídolo adolescente se tratara

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Como en una enorme cinta sin fin, las Fallas terminan un camino y empiezan la siguiente. Recogemos los decorados, la «Cadira d’Or» vuelve a la Diputación, Paula ya sale a la calle con una banda, como hizo desde ayer Laura y sus vidas continúan a su ritmo. El de ir de un lado a otro de la ciudad apostolando la fiesta. Se la impusieron como si de una ídolo se tratara. A gritos de la concurrencia infantil. Como si de una «beatle» del nuevo siglo. La "idol kid" de la nueva generación fallera. Algo tiene el agua cuando la bendicen y algo tiene Paula cuando un público tan disperso se lo toma como si recibiera a la estrella del momento. Quizá lo es.

Y finalizado el acto, mañana, sin ir más lejos, llega la siguiente estación: el goteo de entrega de «ninots» en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Misma razón de ser, diferente concepto.

Pero antes de que lleguen las furgonetas atiborradas de arte efímero, había que completar las exaltaciones con el día de Paula Nieto y su corte de honor. Un día especial con su punto de «deja vu», porque los más mayores del lugar tenían sensaciones. Por el «aire», la vivacidad, el apellido materno... retrotraer a la la exaltación de otra infantil, una mañana de domingo en el Palau de la Música, su tía Belén. Una generación después es el turno de Paula, la Paula de la sonrisa permanente que pone en valor esta parte de la fiesta, que también suma, enfundada en el espolín cuarzo ametrino, que obligó a preguntarse si es un lila, un púrpura... cuarzo de piedra preciosa. Y que la reciben a gritos de estrella de los más pequeños. Y con ella, las niñas de la corte, para quienes también es, debe ser, un momento para recordar porque no está al alcance de todo el mundo.

Envuelto en una tarde tranquilona (tan sólo un inoportuno mareo cortesano, solucionado), sin fallos en la parte artística. Porque no te equivocas y mantienes la tensión del exigente público infantil con cosas que les gusta. Un doble número con las fallas Acacias-Picayo y Obispo Amigó, muy buenos en estas lides.

Tras la parte protocolaria, Amparo Sospedra remató el acto con, más que con un discurso, que también, con otra actuación artística, con la que divirtió al siempre complicado público, Marieta, la marioneta, se sumó a la fiesta y entretuvo al personal hasta la bajada de telón. Y con el final, la fiesta cambia de registro y se acelera.