Traje negro de valenciana: El último hito con Laura Mengó

El estreno del color azabache en el espolín «Fallera Mayor de València» por Laura Mengó pone en valor un color que es la gran novedad del siglo XXI en la indumentaria

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La exaltación de la fallera mayor de València, Laura Mengó, guarda como una de las imágenes más recordadas la protagonizada por ella misma en el primer minuto de partido. Por primera vez, el espolín «Fallera Mayor de València», el oficial que regala el ayuntamiento a todas las que ostentan ese cargo, tenía el color negro como fondo. En el mundo de la indumentaria tradicional -una de las partes del todo que es la fiesta- fue todo un acontecimiento. 

Casi como un parto deseado, puesto que suponía la reivindicación de una tonalidad que ha ido ganando adeptos con el tiempo y que supone romper barreras de audacia. Además de liberar al mismo del estigma de la asociación mental con el luto. En el día más feliz, el de la particular puesta de largo -un acontecimiento en el que el color dominante en muchos otros ritos, fallas incluidas, es el blanco- Laura estrenó el negro. Azabache, del catálogo de colores de Garín.  «Como fallera esperaba cada que llegara el momento de ver a una fallera mayor de València con el espolín negro, con lo bonito que es. Si al final el destino te permite ser tu la que lo hace... la decisión fue en un abrir y cerrar de ojos. El feed back que he recibido ha sido muy positivo. La sensación es de que había muchas ganas de que apareciera. Y además, la combinación de colores ha gustado mucho». 

Antecedentes de este color en las falleras mayores

Lo más cerca que se había estado en ese particular espectro de color es el Habane de Rocío Gil en 2018. Antes de que apareciera el espolín oficial, el antecedente más cercano fue Mónica Palmer en 1992 ya llevó un cafeto, también coqueteando con terrenos negros. 

Hasta entonces se habían detectado señales. De hecho, el siglo XXI de la indumentaria tradicional se escribe con trazos oscuros. Nada mas empezar, en 2001, Adriana Polo ya fue la primera en sorprender cuando apareció así en un día importante, la exaltación de su infantil, Elena Nebot. 

Toda novedad crea tendencia y esa fue una de las cuñas que lo ha convertido en un color indispensable en un armario de fallera mínimamente amplio. 

Otro salto importante fue con la primera fallera mayor que lo empleó para un acto en el que ellas es la gran protagonista. Y que si no es la exaltación, es la Crida. Si además lo llevaba Carmen Sancho de Rosa, era sinónimo de buena elección y de modelo a imitar. 

«Era el único que tenía claro que me haría si salía elegida fallera mayor» recuerda la fallera mayor de 2014. «Si, quizá fue un atrevimiento, pero estaba convencida. ¿Por qué? Porque siempre fue de mis favoritos, porque tiene mucha personalidad y fuerza, es elegante y pensé que no me iría mal siendo rubia. Y lo quería para la Crida, donde creo, además, que nadie se lo esperaba». 

En este caso procedía de los telares de Catalá, cartonaje que ahora es de Compañía Valenciana de la Seda. «Mi madre ya había tenido uno cuando yo fui fallera mayor y ella presidenta. Quizá sorprendió además por llevarlo en un acto tan especial, por ser yo una persona joven». Carmen Sancho sabe que es un traje que marcó. «Impactó y marcó porque todavía me lo comentan».

De Carmen a Carmen, ocho años después fue Carmen Martín la que se dirigió al mundo vestida de negro con un Arabesco de Compañía Valenciana de la Seda. 

También sus «torres gemelas», María Albors y Beatriz Buigues, al otro extremo de la formación, lo llevaron tejido por Bartual para el primer traje. 

El pionero de Adriana Polo salió de los telares de Vives i Marí. «¿Qué lo hace tan especial? Sobre todo, que realza todos los colores. Todos, ya sean suaves, engamados, empolvados, fuertes… es el color más agradecido» asegura Juanvi Aznar, gerente de la sedería. Para la empresa de Xirivella, el negro es un color emblemático. En 2010 consiguieron el premio de la Cámara de Comercio con el espolín «Alicante» que utilizaba la bellea del foc. «En Alicante sí que hemos hecho bastante más negro antes. En Valencia cuesta más. Es una cuestión de atrevimiento». ¿Con qué tipo de traje liga más? «Para mi es indistinto que sea para un XVIII o un XIX. Depende más del dibujo». 

Para Laura Mengó, el razonamiento es palmario: «No es un color oscuro. Para nada. Es brillante». A partir de ahora, se prevé que las fábricas de tejidos tengan que multiplicar las tiradas de negro. Efecto llamada.