La grada de animación de la ofrenda

Azzati, Oeste, Collado, Bolsería, Corretgería, Lope de Vega o Reina-Paz protagonizan esta costumbre

La «curva Corretgera» al paso de la corte infantil: los falleros de Corretgería-Bany dels Pavesos.  | M.DOMÍNGUEZ

La «curva Corretgera» al paso de la corte infantil: los falleros de Corretgería-Bany dels Pavesos. | M.DOMÍNGUEZ / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

«¿Cuanto tiempo existe la «curva Corretgera»? Toda la vida». Quizá no tanto porque Corretgería-Bany dels Pavesos ha cumplido ya 125 años y, para entonces, todavía no existía la Ofrenda. Pero son años, décadas, las que sus falleros se desplazan en el tramo final de la Ofrenda y, en la curva que enfila la calle del Micalet, acuden a contemplar el final de la Ofrenda y animar al cortejo oficial. «Ya teníamos ganas de volver. Han sido muchos años esperando». Porque la curva desapareció forzosamente con el cambio de trazado de la Ofrenda a causa de las obras en la Plaza de la Reina. La curva y todos los protagonistas de una de esas partes poco conocidas de la Ofrenda: los palcos de comisiones de falla. Y que con el regreso del festejo a la calle San Vicente vuelve con todo su vigor.

La grada de animación de la ofrenda

La grada de animación de la ofrenda / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

A lo largo del recorrido, las fallas de la zona generan sus propias «gradas» y asisten a buena parte del desfile, especialmente el tramo final.

La grada de animación de la ofrenda

La grada de animación de la ofrenda / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

Uno de los grandes clásicos es el de San Vicente-Periodista Azzati, donde la comitiva oficial no podía más que sorprenderse del entusiasmo de los falleros y también por la forma de hacerlo: era el tiempo en el que la falla estaba en la propia calle san Vicente y, dentro de su ruedo, sacaban asientos plegables y mantas. Palco vip. Ahora tienen que hacer como los demás: apostarse en la acera, pero con alguna silla plegable. Es verdad, además, que cuando desfilan las falleras mayores de València de turno, el nivel de asistencia ha descendido «y es bueno que sientan el calor de todos nosotros».

Están los graderíos fijos y los ocasionales. Los primeros los protagonizan también otras comisiones. Por este orden, Avenida del Oeste, Doctor Collado, Reina-Paz-San Vicente (estos sí, al abrigo del interior de su falla) y Lope de Vega, antes de llegar a Corretgería. Se ven ocasionalmente polares de otras fallas cercanas, como Merced y Bolsería. El año pasado era muy complicado acceder a la calle Caballeros ante la concentración de personas y, sobre todo, por el poco espacio disponible (apenas la plaza del Tossal y algunos callejones).

Luego están las fallas invitadas para la ocasión. Muy numerosa fue, por ejemplo, la representación de la Plaza del Pilar, que tampoco tiene demasiado lejos su zona de confort, y que acudió a animar a su fallerita, Lara Vizcaíno. Lo mismo que Industria-Santos Justo y Pastor: una mareona azul acudió a aplaudir a Beatriz Simón. Azcárraga no estuvo prácticamente en el recorrido -algún polar identificativo- porque todos estaban en la plaza. Y hasta un grupo de Ingeniero José Sirera, con los padres de Nerea López incluida. Pero los más originales fueron un grupo de jóvenes de Carrera Malilla-Isla Cabrera, que encontraron milagrosamente hueco en el calle de la casa del Relojero, llevaron teléfonos móviles cada uno con una letra de la palabra «Paula» y otros haciendo de linternas. Era una dedicatoria a una de las niñas de la corte, Paula Nieto, que literalmente se las encontró, agazapadas como estaban en la uralita de las obras del edificio.

Las últimas espectadoras estaban justo al entrar en la plaza: Laura Mengó y la corte, agazapadas bajo la tribuna desde las que ven su entrada los padres. Las vieron pasar y acabaron bien lloradas, unas y otras.

Además de las comisiones habituales (Azzati, Collado, Lope de Vega, Reina, Oeste...) todos los años se suma alguna para animar a sus falleras. Arriba, falleras del Pilar al paso de Lara Vizcaíno. Abajo, «performance» de Isla Cabrera en honor a Paula Abel, al lado de la Casa del Relojero.