La Ofrenda recupera su participación y deja el manto hasta el día 22

El festejo, desbordado de participación pero afectado el retraso y los incidentes, anuncia el final de las fiestas

Un grupo de falleritas, entrando el la plaza de la Virgen, anoche. | F.CALABUIG

Un grupo de falleritas, entrando el la plaza de la Virgen, anoche. | F.CALABUIG / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La Ofrenda de Flores de 2023 acabó mucho peor de lo que empezó, y obligará a una reflexión o, simplemente, a volver a lo que había funcionado en los años previos a la pandemia y al trastoque de recorridos. El caos sufrido por las comisiones durante buena parte del recorrido, más en San Vicente que en Paz, pero en ambos, capitidisminuyó las buenas sensaciones de un recorrido muy mejorado con la incorporación de la Plaza de la Virgen, donde se gana en espacio e incluso en relación humana, con el impagable momento de la unión de comisiones en el espacio central. La Ofrenda finaliza con la esperanza del regreso dentro de dos meses para las protagonistas de la misma, pero también con la necesidad de reparar errores para evitar las situaciones vividas ayer, que convirtieron el desfile en un espectáculo rayando en lo grosero.

Falleras de una comisión, ayer durante la Ofrenda. | F.BUSTAMANTE

Falleras de una comisión, ayer durante la Ofrenda. | F.BUSTAMANTE / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

Con el final del otro espectáculo, el floral (al cierre de esta edición continuaba por el retraso acumulado), el público en genera podrá seguir contemplando la figura tejida a base de decenas de miles de ramos. En principio, hasta el día 22. El miércoles será desmontado, acabando así con uno de los últimos recuerdos de la fiesta que quede en las calles.

El arzobispo Enrique Benavent. | F. BUSTAMANTE

El arzobispo Enrique Benavent. | F. BUSTAMANTE / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

Finalmente, se trata de uno de los tapices más atrevidos, si no el que más, que han hecho los vestidores. Y que ahora pasa a ser objeto de fotografía hasta límites insospechados, mientras se pueda.

El Fallero Mayor de Borrull-Socors. | E.RIPOLL

El Fallero Mayor de Borrull-Socors. | E.RIPOLL / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

La parte trasera ha ido convirtiéndose en la referencia del tapiz. Y lo que empezó siendo un guiño ha ido sofisticándose. Y si el pasado año fue un Ave Fénix, en esta ocasión es, tal como ya se comentó ayer, una alegoría a la coronación. El viernes había finalizado con la reproducción de la corona impuesta en 1923. Pero ayer aún quedaban sorpresas por mostrar: la corona es sujetada por una valenciana y un valenciano. Apenas unos pocos ramos multicolores servían para identificar la peineta o el pañuelo. Elementos decorativos y un mezcladillo de colores en la base completan la obra, tan espectacular como efímera. Y que, además, surgió de unos primeros apuntes surgidos de una servilleta. Que iba a dedicarse al centenario era algo que, como se decía ayer, «estaba decidido al día siguiente de acabar el manto. O incluso antes. No estaba en duda». Lo importante era cómo representarlo, y se ha jugado verdaderamente con el riesgo. Los tonos rojos, rosa y amarillo han cuadrado y desde la distancia que ha de verse, evoca claramente la corona.

El dibujo de dos valencianossosteniendo la corona, alpaso de falleras.  f.bustamante

El dibujo de dos valencianos sosteniendo la corona, al paso de falleras. f.bustamante / MOISÉS DOMÍNGUEZ. VALÈNCIA

Debajo, lo nunca visto, una inscripción. Lo más imperfecto si se quiere, porque eso ya raya en el filo de lo imposible. XII - V - MCMXXIII. El 12 de mayo de 1923, la fecha en que la imagen marchó al Puente del Real, al que volverá este año, en el que las mismas falleras mayores (de Valencia y de las comisiones) volverán a ponerse sus mejores galas. Podrán decir que fueron las falleras mayores del Centenario.

¿Y las margaritas donde están, porque no se ven? «Mezcladas entre los claveles. Los hemos ido intercalando y hemos procurado que den volumen sin notarse», aseguraba el coordinador Josep García Bosch. Pues así ha sido.

Todo ello, confeccionado con el paso emocionado de las más de 50.000 falleras que han desfilado durante las dos jornadas a pleno rendimiento. A falta de que se den los datos (la Policía Local ya no hace el recuento) está clarísimo que se superarán los 100.000 participantes. Una Ofrenda de las de antaño y con cuya conclusión, la de la entrada de Laura Mengó bien, pero bien entrada la noche, anuncia que la fiesta está llegando a su fin.