Primeros pasos para convertir el edificio de Correos en un museo fallero

El PP ya ha dado el visto bueno al cambio de uso del Palacio de Comunicaciones, que se dedicará a exhibir de forma permanente a los elementos de la fiesta como «Evolución Sensorial»

El vestíbulo del Palacio de Comunicaciones sería el espacio esencial del Museo

El vestíbulo del Palacio de Comunicaciones sería el espacio esencial del Museo / FERNANDO BUSTAMANTE

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La doble victoria en las elecciones municipales y autonómicas allana el camino para la puesta en marcha del nuevo Museo Fallas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Pero, a la vez, también se convierten en una mochila autoimpuesta por el equipo de gobierno del PP, que tiene por delante la tarea de materializar lo que, a día de hoy, es más que una promesa electoral, puesto que de la misma se han dado detalles bastante explícitos. De hecho, el espacio en el que se ubicará, el Palacio de las Comunicaciones, ya ha sido visitado. No hay planos, ni siquiera bosquejo, pero sí la constatación de que lo que se persigue hacer es más que factible. 

La necesidad de un nuevo museo de la fiesta es una reivindicación vieja. Hasta ahora, tan sólo existe el de Monteolivete, con grandísimos problemas de espacio, y con escaso contenido: las figuras salvadas del fuego -que, en numerosos casos, no dejan de ser una reiteración estética-, y sometidos hace décadas a una más que cuestionable restauración. 

El Museo Fallero (más correctamente técnicamente, Museo del Ninot Indultat) se refuerza con una cartelería dedicada a ubicar cada sala en su tiempo, los retratos de las falleras mayores de València (para las que casi no quedan ya paredes disponibles), carteles de Fallas y detalles aislados, como el traje de Pepita Samper y exposiciones temporales que no han faltado durante los últimos ocho años. Todo ello, en dos pisos que ocupan una parte del antiguo cuartel de Monteolivete. 

El Museo del Gremio, más completo en materia artística

Por otra parte está el Museo del Gremio de Artistas falleros, que también es, sobre todo, una recopilación irregular de ninots elegidos a lo largo de los años a criterio del propio Gremio. Tiene el valor de que ofrece una variedad temática y, sobre todo, estética, muy superior a la del Museo Fallero. Es más representativo, aunque dedicado en exclusiva al arte efímero. Como, por otra parte, es lógico. 

La principal novedad del nuevo proyecto es su ubicación: en el edificio de Correos. Una ubicación que ya publicaba Levante-EMV hace tres años y que rondó como proyecto cuando el edificio aún era de propiedad estatal, pero ante el que, hasta ahora, no se había dado ningún paso, pero que ahora el PP considera como irrechazable y prioritario. Apoyado en el carácter céntrico, que jugaría a favor en el debate con el actual museo, cuya ventaja es estar en la ruta de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. 

Un recinto sin calendario de exposiciones

Para materializarlo hace falta la entente entre instituciones, ya que el Palacio de Comunicaciones es propiedad de la Generalitat Valenciana, que debería cederlo al Ayuntamiento y dejar de ser lo que es ahora, una sala de Exposiciones, para pasar a ser un monográfico permanente de la fiesta. Una sala sin una programación estable. A punto de acabar la dedicada a Sorolla, no existe un calendario de futuro. Esto allana aún más el camino para el nuevo proyecto. 

El edificio consta fundamentalmente de un gran hall, al que habría que añadir la ingente cantidad de espacio que no está normalmente a la vista, y que conforma toda la particular trastienda que tenía el edificio en su momento. En el recibidor se prevé plantar una falla, de una altura más o menos representativa, que se cambiaría cada cierto tiempo (desmontarla y quemarla en la calle precisaría de un proceso de elaboración muy determinado). 

El Museo pretende ampliar la tematización del actual Museo Fallero e incorporar todas las partes que conforman la fiesta. Dicho de otra forma, los «planetas» que orbitan alrededor del «Sol», que es la Falla, y que la enriquecen de elementos. Es decir, indumentaria, pirotecnia, música, literatura, etcétera, además del propio proceso evolutivo de la Falla. 

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«Evolución Sensorial»

La principal novedad que se quiere incorporar, sin embargo, es el «juguete»: el empleo de las nuevas tecnologías. Por lo menos, así lo hizo el grupo Popular cuando presentó el proyecto «Experiencia Sensorial», que permite desde encontrarse en primera linea del balcón municipal en una «mascletà» a sentir el temblor del disparo, el calor de la «cremà» o el olor en la ofrenda mediante la Realidad Virtual. 

El Museo Fallero Patrimonio Inmaterial de la Humanidad se ha planteado como no excluyente del de los «ninots indultats», pero se antoja que la duplicidad sería, cuanto menos, extraña, y que el actual iría camino de languidecer. Siempre se ha considerado que es innecesario exhibir la totalidad de figuras salvadas del fuego y que basta con una muestra de los mismos.  

El paso, de momento, es haber bendecido el espacio. Ni siquiera hay decisión tomada con el director de Museos, Gil Manuel Hernández, quien sería el cualquier otro contexto del comisario natural a la hora de elegir y cribar los contenidos. 

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