Una elección fallera que también va dedicada a la tía Gemma

Marina García, la infantil elegida por Manuel de Falla-Tamarindos, es sobrina de una joven preseleccionada para 1999 que murió un mes antes de la elección a manos de un conductor kamikaze

La comisión de Manuel de Falla-Tamarindos recibió a su fallera elegida

La comisión de Manuel de Falla-Tamarindos recibió a su fallera elegida / M. Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

València

«Cuando estaba cantando el himno la veíamos mirar para arriba y nos decíamos que se lo estaba cantando a Gemma».

Cada año, la elección de la corte de honor -la elección de las candidatas a falleras mayores de València- genera 26 nuevas historias personales y de la fiesta. Y escondidas entre ellas las hay con una carga emotiva enorme, como también entre las 120 no elegidas las había. 

Seguramente, la historia de Marina García Arribas, elegida de entre las trece infantiles por la comisión de Manuel de Falla-Tamarindos, sea de las más conmovedoras, aunque hasta ahora sólo lo conocieran en el entorno más cercano, como el de la propia comisión, que no dudaban en asegurar que una parte de la alegría «tiene que ir al cielo, porque Gemma lo estará celebrando». 

Marina ha conseguido lo que a su tía no le dejaron, por lo menos, optar, a finales de 1998. Había superado la preselección de Campanar y en apenas unas semanas acudiría a la cita con el jurado. Pero una madrugada del mes de agosto, un conductor kamikaze, un dentista atiborrado de estupefacientes, se la llevó por delante. A ella, a dos amigos con los que volvía de una fiesta y a los dos policías que le perseguían. El coche de los chicos hizo una maniobra evasiva al encontrarse con el suicida y se estampó con el coche policial. El suceso, que ocurrió en lo que antes era Pista de Ademuz y ahora avenida de Cortes Valencianas, sacudió a la opinión pública por las inadmisibles circunstancias en que se produjo. La persecución fue de València a Llíria y viceversa y el conductor no pudo ser capturado, y aún ofreciendo resistencia, en la avenida del Cid. 

El alma de la comisión

Para el mundo de las Fallas fue un drama y especialmente para su gente. «Gemma era el alma de la comisión y fue un palo para todos», rememora ahora su hermana Laura, la mamá de Marina. Tanto es así, que, de cara a la elección, su plaza se quedó vacía. «Se lo dijeron a la chica que había quedado de suplente, que se llama Guadalupe, pero no quiso ocupar el sitio. Dijo que así, no, que no podía estar en un sitio que tenía que haber sido para mi hermana». Susana Remohí y Rut Galán, las falleras mayores de València salientes esa noche, la recordaron en el discurso de despedida y el Libro Fallero publicó un In Memoriam en su honor. 

Gemma Arribas, en el cuadro de falleras mayores del casal

Gemma Arribas, en el cuadro de falleras mayores del casal / M. Domínguez

La tradición fallera no se perdió y prueba de ello es que la propia Laura Arribas fue preseleccionada dos veces seguidas. «Y luego ha venido la sigiente generación entre mi otra hermana y yo, que tenemos seis hijos y empezamos a tener presidentes y falleras mayores infantiles. Mi sobrina Carla también estuvo preseleccionada y en la comisión decían que “una Arribas tiene que llegar”». Y ha llegado con Marina. 

"Tenemos fotos en casa y hablamos de ella"

Laura era adolescente cuando le arrebataron a su hermana. Y, obviamente, Marina no la llegó a conocer «pero Gemma siempre está presente en casa. Es hermana, es hija y es tía y aunque hayan pasado 25 años, ni se puede olvidar ni queremos olvidarla. Tenemos fotos y hablamos de ella, de la tía Gema. Mi hija sabe de su existencia y está presente. Para mis padres, la vida ha sido muy dura. Es perder a una hija y en las circunstancias que se produjo. Es un sufrimiento que nunca se te irá». Y lo mismo sucede en la comisión. «Nunca le ha perdido la memoria. Es su fallera mayor del 25 aniversario. Este año, por ejemplo, que ha sido el cincuentenario, en la gala se entregó la insignia y salimos toda la familia a recibir la que le correspondía a ella, con toda la sala en pie». 

Marina, felicitada en el casal

Marina, felicitada en el casal / M. Domínguez

Además de fallera, socorrista

Por todo ello, acontecimientos como el de la Fonteta son una felicidad mayúscula. «Os gustará mucho Marina. Es la más mayor de tres hermanos, es muy responsable y muy activa. Es socorrista federada. Le gusta mucho las Fallas, de las que va a todos los actos, de venir al casal aunque no vivimos en el barrio». 

Este año, la niña llevó uno de los trajes de su tía. «Uno que eran con la tela pintada. Se lo arreglamos y lo llevó con mucho orgullo». Tanto, que fue a sus orfebres, Santamaría, «y les pidió si podían hacerle un medallón de Santa Gema. Claro, eso no es lo normal, pero ella les contó la historia y que ‘me apetece llevarla para su traje’. Les pareció tan bonito que se buscaron la vida para buscar una imagen y cincelársela». 

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