Viaje a la Zona Cero de las Fallas
Las seis comisiones de València afectadas por la dana se conjuran para sacar adelante la reconstrucción de la fiesta para facilitar la cohesión social de los barrios
Las tres comisiones de La Torre sufren daños pavorosos, que precisarán de meses, cuando no años, de recuperación

La corte contempla trajes estropeados en el casal de Camino de Alba / Moisés Domínguez

La comitiva oficial empleó la jornada del domingo en recibir un baño de realidad. No les cae de nuevo porque las hay que han recibido los rigores de la dana en primera persona -las hay que han sufrido numerosos daños materiales en sus domicilios- y las hay que han participado en el voluntariado. Pero faltaba la versión fallera, la visita y evaluación de los daños en las comisiones del término municipal de València.
Durante el fin de semana, la JCF ha organizado una serie de seis visitas a los casales afectados, a los que Berta Peiró y la corte de honor han llevado el mensaje de "estamos con vosotros". Empezaron en el Forn d'Alcedo, precisamente a la que pertenece una de ellas, Beatriz Navarro y ya allí pudieron apreciar hasta cuánto puede afectar la subida de las aguas. En la comisión de la Plaza del Río Segura subió más de un metro y se llevó por delante no solo mobiliario sino, por ejemplo, una parte importante del archivo, incluyendo la recopilación de llibrets de los primeros 50 años de historia de la comisión.
El sábado acudieron a las fallas de Castellar-l'Oliveral. Allí, las aguas llegaron con menos furia -las poblaciones previas, la vía del tren y la Pista de Silla las habían atemperado- pero llegar, llegaron. Y entraron en el interior de las mismas con su rastro de destrucción.
Pero faltaba no la zona cero, sino más bien el cero absoluto: La Torre. Del término municipal de València, la primera línea.

El presidente de Camino de Alba explica a Berta por donde entró el agua / Fotofilmax
Las imágenes de esos casales hablaban en su momento por sí mismas. Casi cuatro semanas después, la vida festiva intenta abrirse camino. Que ya es mucho. La sensación general es la de sedes vaciadas a la fuerza. Una vez cada fallero peleó en sus propias posesiones -el que no ha perdido casa ha perdido negocio o las dos cosas y siempre el vehículo- , las puertas de los casales (o lo que quedaba de ellas) se levantaron, se evaluaron los daños y se retiraron infinidad de objetos, incluyendo retazos de su historia.

Zona cero de las Fallas: La visita al casal de Camino de Alba /
Camino de Alba-Castillo de Cullera es un local grande y rectangular. Más allá de que se llevara por delante el túnel del terror de la fiesta de Halloween (los tres casales tenían la decoración de la fiesta preparada y nunca celebrada), las aguas arrasaron el mobiliario y las oficinas. El estandarte fundacional, encerrado en una vitrina, marcaba el nivel de las aguas, el "hasta aquí llegó la riada- y las paredes. El presidente asegura que la solidaridad les va a llegar: un empresa les ha prometido que les van a pintar las paredes. Que buena falta hace.
La corte contempla -y algunas se emocionan de verdad- con la mesa donde se almacenan bandas y corbatines en mal estado y, especialmente, un burro con indumentaria echada a perder. El agua está marcada a fuego en la comisión. "Nuestro primer año fue el de la riada". De hecho, el grupo Alba es una construcción de realojo para afectados de esa riada de 1957. El alcalde pedaneo, Rafael Arnal, acude e inspecciona el local como lugar para una comida de personas mayores. Tienen sillas, faltan mesas, pero el presidente lo tiene claro: el casal está a disposición.

Minuto de silencio en la falla Hellín en recuerdo a Manolo Mocholí /
Minuto de silencio por "El Guitarra"
Hellín-Giménez y Costa ha sufrido mucho. Incluyendo una pérdida emblemática: Manolo Mocholí, uno de sus fundadores. Por eso, la comisión inicia la recepción con un minuto de silencio, presidido por una foto en la que "El Guitarra" aparece presidiendo una comparsa. El cuadro de honor entrega a Berta y la corte un corazón con un mensaje. No hay aún ni floristería.

El mensaje entregado por la falla Hellín a Berta y la corte / Moisés Domínguez
El casal "o lo que queda de él", como lo describe el presidente, tiene mucho trabajo por delante, aunque han sacado toneladas de lodo, especialmente "la generación de cristal" como asegura. Con un canto a la esperanza: "cuando nos demos cuenta, estaremos funcionando de la mejor manera posible".
Un vídeo viral y unos estandartes resucitados
Los estandartes, cubiertos de lodo, se convirtieron en virales. El vídeo de Fallas Levante, de los jóvenes limpiándolos y retirando los corbatines lleva casi un millón de visionados en Instagram. Los emblemas -los antiguos fundacionales y los actuales, recién bordados- lucen limpios y relucientes. Es caso un milagro. Bandas y corbatines permanecen secándose junto con libros de contabilidad. Al fondo, en el paellero, los trofeos y estandartes, incluyendo ese doble primer premio histórico logrado el pasado mes de marzo.

La ejemplar reconstrucción de la falla María Ros-Manuel Iranzo /
Del lodo a la solidaridad
Y en la finca Camáñez, no sólo la vida, sino la solidaridad se abre paso. Ese pequeño capricho geográfico de la ciudad de València, 400 viviendas separadas del resto de La Torre y que tiene a Alfafar al otro lado de la calzada, también resultó arrasada. Pero una vez retirado el barro, se convirtieron rápidamente en lugar de recogida y reparto de productos de primera necesidad. No importa que el falso techo se haya desprendido y esté pendiente de reforma.

La metáfora en la falla María: la fiesta se interrumpe y la solidaridad llega / Moisés Domínguez
Durante estos días se han visto imágenes elocuentes, como la de un muñeco de Halloween al fondo del casal, con docenas de botellas de lejía a sus pies. También han organizado un gofund para ayudar a los falleros más afectados. Acostumbrados a vivir tranquilamente en su esquinita, convertida ahora en un campo de recogida de coches, ha sido una de las comisiones que mejor ha sabido gestionar la adversidad.
Habrá Fallas, pero...
Todas ellas advierten que la fiesta va a continuar. Aunque sea en precario, necesitan la falla como medicina de contacto humano. La reconstrucción será muy lenta, porque es a muchas bandas: la material, la económica y la humana. Una vez reconstruidas las sedes y las actividades, el gran reto será mantener "la familia", los censos de unas personas que, seguramente, deberán afrontar otros gastos de primera necesidad. La falla se pondrá a prueba como recurso para recuperar los ánimos, a poder ser.
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