Los artistas sufren con el granizo «los minutos más largos de nuestra vida»

La caída de piedra genera un momento de pánico, ante el temor de que durara lo suficiente como para malograr las fallas

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

València

Las fallas están sometidas a todo tipo de tests de estrés, tanto durante su realización en el taller como, sobre todo, cuando salen a la calle. Porque no hay que engañarse: una escultura, tanto de cartón como de corcho blanco, no está hecha para salir a la intemperie y permanecer en la calle al socaire de que los acontecimientos ambientales sean favorables. 

A lo largo de la historia, lo monumentos han desafiado -no siempre con ventura- los elementos más agresivos. El que más, el viento, que es el que derriba. Y luego, la lluvia cuando es persistente. Las imágenes de la «piel» de los remates cayendo lánguida por culpa del agua está en los archivos -como en 2016-, lo mismo que aquella dana que cayó en plena noche de la plantà de las Fallas de Septiembre. 

Los minutos del miedo

A lo que no estaban educados unos y otros -artistas y falleros- era al granizo, porque es algo que no te esperas. Por eso, cuando a media tarde empezó a caer piedra por una parte, no toda, de la ciudad, el relato es el mismo: «los minutos más largos de nuestra vida». Así lo contaban ora presidentes, ora artistas. Porque el granizo no te derriba una falla, pero sí que te la puede echar a perder a base de descascarillar la capa de pintura. Y, no es lo mismo repintar una junta que encontrarse con una falla completa llena de viruelas. 

Fuera de calendario

Por eso, los apenas dos o tres minutos se hicieron larguísimos hasta que, con la misma rapidez que llegó, se fue. Ni los más viejos del lugar recordaban una granizada en plenas Fallas. Es algo que está fuera de calendario. 

El pequeño tamaño del hielo y la escasa duración de la precipitación permitieron que todo quedar en un susto monumental. Para algunos, un susto grande porque les pilló lejos de la demarcación, pero en lugares que heló con más intensidad. Para otros, simplemente ese pánico por lo desconocido. 

Especial a buen ritmo

Lo cierto es que, finalmente, los monumentos que estaban en la zona de afectación estaban en buen estado, sin la pintura «picada» para nada. Así que el trabajo continuó. Ahora mismo quedan ya cuatro días completos. La Sección Especial marcha a buen ritmo, aunque con diferentes velocidades. Naturalmente, lo que más llama la atención de momento son los volúmenes de Convento Jerusalén -lo que tiene más impacto visual- mientras que l’Antiga también ha hecho los deberes con una celeridad excepcional. Pero la «plantà», a estos niveles, aún tiene que durar porque las fallas actuales son una interminable sucesión de cuerpos grandes, medianos y pequeños en su zona alta. Que normalmente no son difíciles de insertar, pero que alargan el trabajo. Y muchas fallas están todavía lejos de estar finiquitadas. 

Y se mueven las demás

La Primera A y B ya empieza a moverse, aunque será a partir de hoy cuando verdaderamente se ponga seria.Hoy va a ser un día apacible después del cóctel de ayer (lluvia, sol, granizo…). Pero jueves y viernes vuelven a mandar mensajes inquietantes. 

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