Convento Jerusalén con su "uno" y Na Jordana con Alaska en una comedida entrega de premios

Con una impertinente llovizna, que hizo extender y doblar los paraguas continuamente, las comisiones de falla recogieron los premios de los últimos concursos que faltaban, incluyendo el de Fallas. Con alivio para la organización, porque se acabó con tiempo suficiente como para poder organizar el operativo de la "mascletà". 

La llegada de la Sección Especial era el momento más deseado, sobre todo después de lo vivido el año pasado, en el que el veredicto puso patas arriba al escalafón -a las comisiones del escalafón mejor-. Y fue una entrega de guante blanco. Porque hay que saber ganar y saber no ganar. Y en ese sentido, l'Antiga de Campanar, por aquello de ser los protagonistas (involuntarios) del año pasado, y ser los segundos clasificados en éste, hicieron gala de ese señorío que, seguramente, echaron de menos el año pasado no por todos los participantes. 

Es verdad que la no sorpresa del veredicto apacigua los ánimos. Pero aún así, llamó la atención, para bien, que las reacciones en el palco fueran correctas, al menos en voz alta. Porque una cosa es que la victoria de Convento no se cuestione, y otra es que hay que ordenar el resto del escalafón. Ahí todos coinciden siempre: "esperábamos más" o "esperábamos un poco más". Pero, en general, con resignación. Exposición sabe que hay algunos defectos por pulir y el Pilar, teniendo falla de sobra, seguro que podía pensar en haber picado más arriba. "Bueno, ¿cómo se dice? Aceptamos pulpo como animal de compañía" decía su presidente José López. 

Este año, las caras largas eran de Sueca-Literato Azorín. "Por lo menos, que nos digan en qué se han basado. Aquí hay algo más" comentaban los responsables de la comisión. Se habían encaramado a la zona Champions y, de repente, han bajado al octavo o, lo que es lo mismo, penúltimo. 

Ese "esperábamos un poco más" se aplica también a Cuba, tal como decía su presidente, "por proyecto tan diferente y tan bueno que tenemos", pero nuevamente, con comedimiento. Por arriba, en el sexto puesto, estaba Reino de València-Duque de Calabria, con una sonrisa de oreja a oreja. 

La misma que Na Jordana, que llegó además con invitada especial. Alaska regresó, medio siglo después, para desfilar con la comisión del Carmen. Rememorando su presencia y el 75 aniversario de la comisión. Al grito de "a quien le importa lo que yo haga", el público se sorprendió para bien con su presencia. La artista acudió del brazo de Pere Borrego para recibir el tercer premio, el mejor de la historia reciente de la comisión. 

La lluvia caía con más insistencia cuando llegó Convento Jerusalén, lo que no impidió la celebración, pero también comedida. Y después, el deportivo pasillo entre las comisiones. Que en esta ocasión lo fue de verdad.