"¿La Falla municipal? Parece del 2009"

El monumento de la plaza del Ayuntamiento provoca opiniones encontradas entre quienes abogan por seguir con la experimentación de los últimos años y quienes aplauden la vuelta al estilo tradicional

La Falla municipal es una de las paradas obligadas para falleros y turistas que recorren valencia durante las fiestas josefinas

La Falla municipal es una de las paradas obligadas para falleros y turistas que recorren valencia durante las fiestas josefinas / Fernando Bustamante

Claudio Moreno

Claudio Moreno

València

Como cada año, la Falla municipal vuelve a ser objeto de un encendido debate. Este año la conversación a los pies del monumento gira en torno al clasicismo de la propuesta, muy lejos de las plantadas en los últimos años bajo el gobierno de signo progresista. La máxima de que todo es política se cumple a rajatabla en la Plaza del Ayuntamiento. El PP dejó la Casa Gran con dos fallas confeccionadas con varetas, abriendo la puerta a una innovación que en los últimos años Compromís multiplicó exponencialmente -con artistas como Okuda, Pichiavo, Dulk o Escif- y sin rehuir la polémica, exacerbada con los «ninots migrantes» del año pasado.

Las falleritas convertidas en chachorros

Las falleritas convertidas en chachorros / Ana de los Ángeles Martí

Pero el cambio de gobierno parece haber traído nuevas sensibilidades y a partir de ahora, según parece, los experimentos... con gaseosa. «A mí me gusta mucho la falla tradicional y me parece que han acertado», decía Herminia, de Torrent, sobre Fauna Fallera, una propuesta de Alejandro Santaeulalia y Vicente Llácer que pretende volver a la esencia satírica de la fiesta. «Los últimos años era un perfil más vanguardista, pero este me ha sorprendido gratamente. Es divertida, tierna, elegante y tiene mucho detalle. Para los que nos gustan las fallas tradicionales, es perfecta».

Esa vuelta a la tradición resta un punto de sorpresa pero también ahorra disgustos inesperados. El tema elegido es la propia fiesta fallera, porque, ¿qué es más fallero que reirnos de nosotros mismos?, dice la descripción de la propuesta , que busca parodiar a los distintos "pelajes" de la fiesta. Todo para el fallero y por el fallero: la metafalla municipal. «Veníamos de años muy minimalistas. Esta es más clásica, sí, pero es muy bonita. Tiene que haber tiempo para todo, también para este tipo de propuestas», decía Juanma, también encatado con el despliegue cromático.

Sátira sobre la suciedad en Fallas

Sátira sobre la suciedad en Fallas / Ana de los Ángeles Martí

En el lado opuesto, Paula opinaba que la Falla municipal debería ser más reivindicativa y arriesgada, ofrecer la crítica que las fallas a concurso no se atreven a introducir. «Esta parece del 2009, de los tiempos de Rita. Es plana y no aporta nada nuevo respecto al resto de fallas. Podría ser la de Convento Jerusalén, por ejemplo, solo que esta es más pequeña. Teniendo el altavoz de posible crítica, ¿por qué no lo aprovechan?», se preguntaba la fallera vestida con polar rojo.

Las palomas blancas, la meditadora, el corazón de Marina Puche y Manolo García; todas jugaban al concepto original —también universal— resuelto con trazo delicado. Pero las tornas han cambiado, el acervo se ha abierto camino y el runrún crece bajo el enorme buey con dolçaina que corona la plaza. «Es boniqueta, pero me ha dejado complemente indiferente», añadía Marta, otra vecina decepcionada con la falla de todos.  «¿Habría que volver a las propuestas más conceptuales? Quizás sería bueno alternar para contentar a todos. Un año clásica y otro año más radical», proponía.

La Falla municipal en el único día soleado de estas fiestas

La Falla municipal en el único día soleado de estas fiestas / Miguel Angel Montesinos

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