La emoción de Juan Soriano: debuta como vestidor de la Virgen tras 25 años de espera
Es muy difícil entrar en el grupo de hombres y mujeres que confeccionan el gran manto de la Mare de Deu: "Tenemos overbooking"

Juan Soriano, debutante este martes como vestidor "en pruebas" en la plaza de la Virgen / Moisés Domínguez
Hortensia García/Moisés Domínguez
Ser vestidor de la Virgen en la Ofrenda que se celebra los dias 17 y 18 de marzo en València es un privilegio que se hereda de padres a hijos e hijas. Hay muchas personas que quieren serlo pero la posibilidad de entrar en este selecto grupo formado por medio centenar de personas es limitado por no decir imposible. Pepe García Bosch, veterano organizador de la Ofrenda, asegura que "hay mucha gente que me llama para poder ser vestidor, porque tienen mucha ilusión, pero es que realmente no se necesita más gente". Hay ya 57 vestidores y vestidoras, tenemos "overbooking", esto es, más peticiones que plazas, comenta García Bosch.
En ocasiones se hacen excepciones y se permite que alguien participe y ayude durante unas horas, o sustituyendo a algún vestidor que se ha puesto enfermo, pero no es lo habitual. "Los vestidores esperan todo el año estos días y aunque estén enfermos, con gripe o fiebre, no fallan".
Entre los privilegiados que han podido acceder «en pruebas» estas fallas al grupo de los vestidores después de más de dos décadas de espera está Juan Soriano. Ha debutado, a sus 50 años, este martes en la plaza de la Virgen, de momento en pruebas, casi como «observador». Lo ha hecho con lluvia, protegido con un chubasquero como el resto de vestidores, pero con gran emoción y orgullo. Lleva desde los 25 años esperando. Es un día gris, pero el está radiante. No sabe si podrá pasar, tras esta prueba, a formar «parte estable del grupo». Esa sería su «gran ilusión».

Los vestidores de la Virgen se afanan en terminar el manto de la Mare de Deu este año homenaje a las víctimas de la dana / JM LÓPEZ
El grupo de vestidores «es como un corralito porque quienes nacen y crecen en familias de vestidores acaban queriendo serlo», explica Pepe García Bosch, que tiene a un hijo en el cuerpo de vestidores de la Mare de Deu y su nieto, de 21 años, también está esperando para serlo. Sobra cantera, en resumen. Las reticencias a dar entrada a personas de fuera de la familia de los vestidores obedece también a que es complicado enseñar el oficio. "Los días de la Ofrenda son los que son y los vestidores no pueden perder el tiempo enseñando a alguien que entra de nuevas, hay que estar atento a coger los ramos rápido, no caerse y ponerlos donde toca, es algo que lleva años de aprendizaje", recalca García Bosch.
Preparación y ningún accidente
De hecho, la mayoría de los vestidores y vestidoras son personas acostumbradas a realizar trabajos en altura. Es un trabajo de riesgo, sobre todo en la parte alta de cadafalco, donde hay que hacer auténticos ejercicios de equilibrismo para mantenerse. Los primeros vestidores de la Virgen pertenecían al cuerpo de la Cruz Roja del Mar, posteriormente se fueron incorporando otros vestidores pero también con experiencia en trabajos de salvamento, acostumbrados a la escalada. Ser vestidor tiene un nivel de exigencia y quizás por eso, apunta García Bosch, "nunca ha habido accidentes, ni caídas". "Solo una vez recuerdo que a un vestidor se le cayeron las gafas entre las flores amontonadas y, lo bueno es que las encontró", cuenta a modo de anécdota el veterano coordinador de la Ofrenda, cuya seguridad también ha mejorado mucho desde que hace tres años se incorporaron los arneses y las líneas de vida.
"Entrar como vestidor de la Virgen es difícil pero no imposible", apunta García Bosch. No hay que perder la esperanza por tanto.
Lo más difícil y laborioso ya está hecho
Sobre los problemas que están teniendo este año los vestidores por la lluvia, García Bosch asegura que nunca se ha suspendido una ofrenda, salvo la del año 1989 "y no fue porque los vestidores se fueran sino porque las comisiones decidieron volverse por el aguacero". Ese año se hizo una tercera ofrenda con ayuda de la polícia para completar el manto, relata.
"Los vestidores no quieren saber nada de suspender la Ofrenda, les das un disgusto, otra cosa es que los falleros den media vuelta si llueve, pero los más valientes tiran como sea, con chubasquero y paraguas". Además, esta año la parte más complicada del manto de la virgen, explica García Bosch, que es la zona alta, ya está acabada. Solo falta ir completando la base. "El manto está muy adelantado, la parte mas laboriosa ya está acabada".
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