Más combustible para la "cremà"

El poliespán de las fallas no permite que se empapen pero la capa de agua superficial y la humedad obligan a emplear mayor cantidad de gasoil enriquecido con gasolina para reducir a cenizas monumentos de hasta 22 metros

La falla de Convento Jerusalén, bajo la lluvia

La falla de Convento Jerusalén, bajo la lluvia / Francisco Calabuig

Claudio Moreno

Claudio Moreno

València

Las Fallas 2025 llegan a su fin con la Nit de la Cremà, momento en que los bomberos reducen los monumentos a ceniza y las comisiones empiezan a contar los días hasta la siguiente edición. A fin de tener un broche satisfactorio, el  Cuerpo Municipal de Bomberos ha movilizado un dispositivo especial de seguridad de 355 bomberos y bomberas que se encargarán del control de la cremà de los más de 600 monumentos falleros. A este dispositivo se suma la colaboración de otros cuerpos de bomberos como del Consorcio Provincial de Castellón y de los ayuntamientos de Castellón y Madrid. Además, se movilizarán un centenar de voluntarios de Protección civil para labores de prevención.

Esta noche los bomberos vigilaran la combustión de las fallas de la ciudad, principalmente de aquellas consideradas de riesgo por ubicarse en plazas pequeñas, con arbolado, viviendas o monumentos próximos, o contar con remates altos o complicados como por ejemplo la falla Na Jordana, el Pilar, Convento Jerusalén, el Mercado Central o Mercado Cabanyal. En total hay 106 fallas consideradas de riesgo. Para proteger los edificios cercanos al fuego se instalan lonas ignífugas, mientras que los bomberos se emplean a fondo para refrescar con las mangueras de agua los edificios cercanos y evitar daños.

Este año además la Cremà tiene una complejidad añadida. Tras días de lluvia y con los monumentos empapados, no resulta sencillo conseguir la temperatura adecuada para que estos ardan. Según han explicado varios bomberos municipales a Levante-EMV, la pintura y el poliespán con que están elaboradas las fallas no permiten que el agua penetre en su interior -no son porosas-, sin embargo, el mojado superficial y la humedad obligan a emplear más gasoil de lo habitual. 

«En días lluviosos se hacen agujeros en la falla para que el fuego tenga tiro y se mete un poco más de combustible. Utilizamos gasoil enriquecido con un poco de gasolina, no demasiada porque es muy inflamable y explosiva», cuentan los bomberos municipales de València. «En el momento que el fuego coge fuerza y aumenta la temperatura ya da igual tener una falla mojada. Se quema igual».

Bomberos en la "cremà" de València en una imagen de archivo

Bomberos en la "cremà" de València en una imagen de archivo / Levante-EMV

El pronóstico meteorológico es más favorable que el de días anteriores, pero, en caso de lluvia, ¿ayudaría el agua en la cremà? «De hecho es peor», atajan en el servicio de bomberos. «Primero porque cuesta más que la falla coja la temperatura necesaria, el principio es más lento y obliga a meter más combustible, lo cual entraña cierto riesgo, porque podría explotar alguna figura. Y luego una vez se ha cogido el fuego, como le hemos metido más combustible del habitual, suele costar más apagarlo. Algunos años hemos tenido fallas lluviosas y han sido complicadas».

El reto de quemar la falla de Convento

Las fallas con vértigo vuelven a dominar la competición de Especial y, más allá de su compleja ejecución, plantean un reto a los bomberos que tienen que lidiar con ellas el 19 de marzo. Juan Soler es uno de los responsables del operativo de esta noche en Convento Jerusalén –junto al Inspector Jefe de Operaciones, David Roca–, con un monumento de 22 metros flanqueado por múltiples edificios residenciales. ¿Cómo se quema semejante coloso? «Intentaremos que no arda toda de golpe. Que la combustión sea controlada y sostenida. Hay un momento crítico que es cuando toda la falla ‘se coge’, son minutos duros, entonces tiramos agua en la falla para evitar la aceleración del fuego sin llegar a apagarla mientras regamos los edificios de alrededor. La clave es evitar una combustión violenta», señala Soler. Preguntado sobre si hay riesgo cero, el bombero señala que el riesgo está en que la estructura colapse inesperadamente. «Las fallas están pensadas para que queme la zona central y colapse hacia abajo, en vertical. Que se hunda. Si una falla grande con figuras voladas está mal diseñada o arde rápido puede caer de lado. Nosotros evitamos que eso pase apagando de un lado y de otro cuando aparece demasiado fuego. Vamos regulando. Es como jugar con él».  El monumento de Convento Jerusalén se quemará a las 22.30 horas.

Sobre el dispositivo, el concejal Juan Carlos Caballero ha explicado que la en la Nit de la Cremà las fallas grandes repartidas por toda la ciudad arderán de manera escalonada para que los bomberos puedan vigilar que todos los monumentos quemen y caigan de manera correcta. Como de costumbre, la última en arder será la Falla municipal a las 23.00 horas.

La falla de Convento Jerusalén

La falla de Convento Jerusalén / Francisco Calabuig

Refuerzo de limpieza

El Servicio de Limpieza y Recogida de Residuos quintuplica su personal en activo con motivo de la celebración de la Nit de la Cremà. Tal como ha explicado el concejal delegado del área, Carlos Mundina, durante el festivo del 19 de marzo habrá en la calle un total de 2.085 personas, entre las dedicadas a la limpieza y las que se ocupan de la recogida de residuos, incluido el personal específico para la limpieza de la cremà. El refuerzo de 1.721 personas corresponde a quintuplicar la plantilla habitual de un festivo normal.

Desde el Servicio se ha diseñado un operativo especial de Fallas, que arrancó el pasado día 1 y que se prolongará hasta el próximo 23. El refuerzo de personal y de medios técnicos ha contado con un presupuesto de más de 3 millones de euros, concretamente 3.152.000 euros, lo que supone un incremento del 15% respecto al año pasado. 

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