Análisis
Joaquín Sanchis Nadal y las Fallas
El periodista Joaquín Sanchis fue el gran impulsor de las fallas infantiles desde las páginas de El Mercantil Valenciano.

Joaquín Sanchis Nadal, periodista
José Aledón
Ya huele a pólvora fallera, pues bien, aprovecharé la ocasión para hacer justicia a un cabañalero que, aunque nacido en l’Alcúdia en un ya lejanísimo 1906, pasó toda su infancia y juventud en nuestros queridos barrios «vora mar». Se trata de Joaquín Sanchis Nadal, hijo de un maestro nacional que ejerció en el Colegio San Pedro del Cabanyal y que tenía su casa en la entonces llamada Travesía del Mercado (hoy Amparo Guillén) nº 2, 1ª, pues estaba al lado del vientre del Cabanyal y el Canyamelar, es decir, de su Mercado Municipal.
Don Andrés Sanchis, el abnegado maestro y padre de nuestro hombre, quiso que fuera abogado, pero aquel inquieto joven le dio plantón al Derecho y se echó en brazos del periodismo, profesión sin reconocimiento universitario entonces, pero repleta de aventuras y desafíos en aquellos felices, pero también agitados, años veinte y treinta del pasado siglo. Así, el joven Joaquín Sanchis Nadal, con solo 20 años fue ya corresponsal de «El Mercantil Valenciano» en el entonces llamado Distrito del Puerto, hoy Poblats Marítims. No había suceso, actividad lúdica, social o religiosa que se le escapara al inquieto reportero, llamándole poderosamente la atención las ya centenarias celebraciones litúrgicas y callejeras de la Semana Santa del Grau, Canyamelar y Cabanyal.
Percatándose de que cada barrio iba a la suya, celebrando lo mismo en las mismas fechas, sin coordinación alguna entre sí, se echó sobre los hombros la casi milagrosa misión de coordinar y potenciar fuera de los límites de lo que no hacía tanto fue un municipio independiente: Pueblo Nuevo del Mar, aquellos actos, consiguiendo, con la ayuda de unos cuantos amigos, jóvenes como él, insuflar una nueva vida a la vieja Fiesta, creando los entonces llamados Comités de Parroquia, uno por cada barrio, coordinados, desde 1927, por un Comité Central de Fiestas de Semana Santa del Distrito del Puerto. De esa conciliación interparroquial nacieron nada menos que los dos principales actos colectivos de la Semana Santa Marinera: el Santo Entierro y el Desfile de Resurrección, único en España. Esas iniciativas propiciaron la creación de unas cuantas Hermandades y Cofradías penitenciales que dieron paso a la Semana Santa Marinera que hoy conocemos.
No se limitó, como hemos dicho, a la organización interior del colectivo, sino que publicitó como nadie esos actos colectivos y sus particularidades en magistrales artículos en publicaciones de la época como «La Semana Gráfica» y «La Correspondencia de Valencia», poniendo en el mapa semanasantero español las celebraciones del Grau, el Canyamelar y el Cabanyal.
Las fallas infantiles
No solo ocupó su tiempo y energía profesional en la Semana Santa Marinera, sino también en el ya importante, aunque algo rutinario mundo de las Fallas.
El joven, pero ya avezado periodista, redirige su atención y talento planificador – no olvidemos que la laicista II República Española, instaurada en abril de 1931, desalentó las celebraciones callejeras de la Semana Santa en España - al variopinto y algo anárquico mundo fallero de los primeros años 30 del pasado siglo. Percibe enseguida el fabuloso potencial que tienen las Fallas, tanto en València como en otros municipios cercanos. Como hijo de maestro que era, está muy sensibilizado en la formación del alma infantil y comienza una campaña por la creación de fallas infantiles desde el suplemento «Los chicos», especie de tebeo de El Mercantil Valenciano, que él dirigía. La campaña es un éxito y, al calor de unos concursos y premios que él y otros entusiastas falleros establecen, surgen docenas de Comisiones Infantiles por toda València, comisiones que nada tienen que ver, en un principio, con las fallas grandes, y que son una copia en pequeño (tienen sus Juntas Directivas, sus «artistas», sus Falleras Mayores, etc.) de las mismas.
Sanchis Nadal y sus colaboradores, predicando con el ejemplo, escribieron, coordinaron y pusieron su talento y recursos al servicio de las Fallas, en particular de su segmento infantil y juvenil. Con el tiempo, consiguieron que ciertas fallas grandes integraran en su seno a las más distinguidas Comisiones Infantiles, dando forma a las actuales Comisiones Falleras.
Como muestra de su sincera entrega al futuro - entonces, ahora y siempre – , es decir, a los falleritos y falleritas, escribió lo siguiente en «El Fallero» de 1934: «El xiquet valencià vol viure la festa en tota la seua intensitat, en tot el seu tràfec i es llança a l’aventura de fer la seua falla, menuda, xicoteta, proporcionada a les seues forces, però gran en allò que representa, plena de gràcia i d’ humorisme, resumant esperit i temperament faller». En el 53 aniversario de su fallecimiento en el exilio mejicano, creemos que es un acto de justicia recordar y reivindicar a un cabañalero de pro: Joaquín Sanchis Nadal que, sin ser semanasantero ni fallero, hizo más por la Semana Santa Marinera y las Fallas que algunos otros cargados de honores y laureles en ambos colectivos.
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