Los problemas estructurales del museo fallero vuelven a poner el foco en el paralizado proyecto de Correos

El acuerdo entre la Generalitat y el consistorio sobre el uso del histórico edificio de la plaza del Ayuntamiento sigue sin avanzar dos años después

Edificio de Correos en la Plaza del Ayuntamiento, ahora sin uso.

Edificio de Correos en la Plaza del Ayuntamiento, ahora sin uso. / Loyola Perez de Villegas

José Parrilla

José Parrilla

València

El último pleno de la Junta Central Fallera (JCF) ha sacado a la luz los problemas de saturación e incluso estructurales que sufre el actual museo fallero de València, un edificio de doscientos años de antigüedad situado en el barrio de Monteolivete. De hecho, ya se está sacando material del archivo que hay en la planta superior por el miedo a que el edificio acabe colapsando. Y entre tanto, el proyecto para convertir el edificio histórico de Correos, situado en la Plaza del Ayuntamiento, en el gran Museo de las Fallas Patrimonio de la Humanidad, sigue paralizado. Es más, desde que hace dos años se presentara como una gran apuesta del PP, con cesión del edificio, ahora propiedad de la Generalitat, al ayuntamiento, nada se ha sabido de aquel plan. En 2023 se hizo la presentación de los carteles de Fallas en el edificio de Correos en prueba del interés por este proyecto de ciudad, pero el año pasado ese acto se desplazó al Centre del Carme. En definitiva, el proyecto está en un cajón.

El estado del edificio de la antigua cárcel de Monteolivete como sede del Museo Fallero y de la Junta Central Fallera depende de las reformas, mejoras y refuerzos que se hagan al mismo. Y en el pleno de la Junta Central Fallera ha quedado en evidencia al reconocerse que ha habido que aligerar peso en la zona de archivo para evitar que el suelo pueda ceder. 

Vino a cuenta de una queja por el estado de los aseos del edificio, a lo que el concejal respondió que no sólo ese es el problema del edificio, porque "la tercera planta está como está". 

El edificio ya fue sometido en años anteriores a grandes reformas -como un desembolso de 600.000 euros para la reforma de la climatización-, pero queda mucho por hacer para adecentar un edificio que, en poco tiempo, cumplirá 200 años de existencia y que ha pasado por convento, prisión o cuartel militar, y cuya gran reforma, para reconvertirlo en sede del máximo organismo fallero, tuvo lugar a mediados de los años noventa del pasado siglo. 

Ballester reconoció que se están realizando obras, pero no de estructura: "En el primero año, adecentamos la segunda, y este estamos en la planta baja, y ahora nos queda esta, que es la que vamos a empezar". 

Pasillo de la JCF, durante la última celebración de Navidad

Pasillo de la JCF, durante la última celebración de Navidad / Fotofilmax

"No hay forjados"

Sin embargo, aquí el problema es mayor y, en todo caso, lo que puede acabar por tener que hacerse es cambiar los usos. "Me preocupa el tema de archivo porque hemos tenido que aligerar peso, porque aquí no hay forjados, sino vigas de madera y nos da miedo que un día apareciera todo abajo, llevándose todo por medio". 

Medida "preventiva"

Se trataría de una medida, según fuentes consultadas por Levante-EMV, preventiva. Dicho de otra forma, no hay informes técnicos que alerten sobre daños en la estructura, puesto que, obviamente, en ese caso ya se habría clausurado toda la zona. Pero la preocupación existe, porque además, y por una cuestión técnica, los archivos se guardan en zonas altas y, desde hace treinta años, la entrada de material en esa tercera planta ha sido una constante.

La segunda planta del edificio, donde está el grueso de la actividad de la JCF, dispone también de algunas habitaciones que hacen las veces de almacén de material. Donde no puede ir a parar es a la planta baja, precisamente por un criterio de preservación, ante la posibilidad de que se produjera cualquier inundación.

Juntas Locales, novelas...

El traslado de material ha sido, por ejemplo, "llibrets" de juntas locales, a los que se ha ofrecido para sus archivos. Se considera, en ese sentido, que los fondos acumulados en Monteolivete son una cantidad irrelevante para poder considerarlos "colección" y que, sin embargo, puede ser importante para los archivos de las respectivas las poblaciones. También se han ofrecido a la concejalía de Cultura varias cajas con novelas, que no tendrían por qué estar en la sede fallera, con la idea de que sirvan para recuperar fondos de alguna de las bibliotecas afectadas por la dana.

Así mismo, el archivo tiene mucho material duplicado, para el que se va a llevar a cabo una "purga" y dejar ejemplares únicos. Los sobrantes se ofrecerían a las comisiones de falla para enriquecer sus propios archivos -que no siempre son completos- y, aún en caso de seguir habiendo existencias, se ofrecerían, por ejemplo, a la Hemeroteca Municipal.

El archivo acumula toneladas de peso con miles de "llibrets", así como muchos otros objetos que se guardan en su interior. El resto de la planta está menos tensionada, puesto que acoge dos salones multiusos y algunas delegaciones. 

Un proyecto de sede nueva que no cuajó

El empleo de este edificio como sede fallero estuvo en cuestión con el anterior equipo de gobierno, puesto que se llegó a plantear la posibilidad de instalar allí un verdadero Museo Fallero y enviar las oficinas a otro edificio, llegándose a apuntar la posibilidad de hacer uno de nueva planta en los terrenos yermos de la Ciudad del Artista Fallero. Pero quedó en declaración de intenciones.

Museo y Salón Falleras Mayores, saturados

De hecho, aparte de estos problemas de sobrepeso, la parte de oficina es la más sostenible aún en el viejo edificio, puesto que el Museo, por ejemplo, está ya completamente saturado -además de ser una muestra altamente incompleta de la fiesta-. Incluso algunos espacios están igual de superados: el Salón de Falleras Mayores, que no es visitable, tiene ya las fotos a la altura del suelo. Precisamente, este martes se han entregado las de María Estela Arlandis y Marina García y se han colgado ya a apenas unos centímetros del suelo. 

En estas condiciones, surgió como solución recuperar el edificio de Correos para gran museo de la fiesta. No se trataba de acabar con el de Monteolivete, pero sí aligerar su contenido trasladándolo a la sede de la Plaza del Ayuntamiento. Fue una promesa del PP en Campaña electoral y un compromiso de la Generalitat y del Ayuntamiento. Tras adquirirlo el Consell a la administración del Estado, lo cedería al Consistorio para que pudiera sacar adelante ese plan. Ese acuerdo se hizo oficial e incluso hubo un primer acto que avalaba el interés de ambas administraciones, que fue la presentación de los carteles de Fallas a finales de 2023.

Pero desde entonces, no ha habido noticias. La última presentación de carteles ya no se hizo allí y en las pasadas Fallas todo lo que se supo del edificio es que la Generalitat sorteó entradas entre la ciudadanía para ver las mascletaes. Han sido los posibles problemas estructurales del actual museo de Monteolivete, los que han vuelto todas las miradas sobre el edificio de Correos.

Tracking Pixel Contents