400 de Fallas en cuatro comisiones

Seu-Xerea-Mercat ha albergado efemérides de diferente edad que fortalecen la tradición fallera en Ciutat Vella

Falla Sant Bult 2025, con una alegoría a los 150 años de vida

Falla Sant Bult 2025, con una alegoría a los 150 años de vida / Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

València

Ciutat Vella es el territorio de todas las fallas más antiguas de la ciudad de València. Es normal: de murallas hacia dentro nació la fiesta y aunque la trama urbana ha ido cambiando con el tiempo, hay espacios que han pervivido y que, en diferentes épocas empezaron a plantar falla y posteriormente constituyeron comisiones estables.

La coincidencia en el tiempo ha provocado que cuatro comisiones de Seu-Xerea-Mercat hayan estado de aniversario en el último ejercicio, con unos actos celebrados a lo largo de los meses y a los que les falta tan solo un episodio pertinente: la edición de los correspondientes libros conmemorativos y, en todo caso, alguna visita pendiente a la Basílica. Son aniversarios para comisiones de reciente creación o de entre las más antiguas que se tienen referencia. De tal manera que, si sumamos las cuatro efemérides, suman 400 años de tradición fallera.

Un viajante decimonónico, seguramente, no reconocería para nada gran parte de sus calles y plazas actuales, después del proceso de derribos de edificios, apertura de calles y de avenidas y desaparición de plazas o callejones. A pesar de lo cual, hay espacios que perviven y que, ya en aquella época, albergaron los primeros proyectos de una fiesta que daba sus primeros pasos y que consistía en levantar pedestales a modo de escenario, sobre el que se veían dos o tres figuras corpóreas transmitiendo un mensaje en clave de humor. Eran las fallas primigenias.

Falla Calabazas-En Gall de 2025, en el año del 175 aniversario

Falla Calabazas-En Gall de 2025, en el año del 175 aniversario / Moisés Domínguez

Mucho mérito en la Calabazas del Siglo XIX

Dos de las cumpleañeras responden a esta época. Son fallas que sobreviven a esos vaivenes urbanísticos, casi de milagro. Como milagro es el de la más antigua de ellas, Calabazas-En Gall, que ha alcanzado los 175 años. Entiéndase siempre que estos aniversarios tan grandes no son "del nacimiento de la comisión", sino de "la primera referencia que se tiene de una falla plantada en esa calle". Un "llibret" extraído de colecciones particulares, una noticia de prensa, es el generador del punto de partida. Aunque es probable que, en una fiesta y en una sociedad que en el último tercio del Siglo XIX no tenía tanto control sobre cosas efímeras, la antigüedad sea incluso mayor.

El caso es que Calabazas dispone, además, de un récord de lo más meritorio en aquellos tiempos: plantar y quemar cuatro fallas consecutivas. Eso significaba una pervivencia de aquellos grupos espontáneos de vecinos más que notable. Curiosamente, a pesar de lo espectacular de la efemérides, la falla, de Pedro Espadero, no fue tematizada respecto al aniversario.

Falla Sant Bult, con la reproducción de una falla histórica

Falla Sant Bult, con la reproducción de una falla histórica / Moisés Domínguez

Escena con el presidente de la falla Sant Bult, Paco López Moral

Escena con el presidente de la falla Sant Bult, Paco López Moral / Moisés Domínguez

150 años de Sant Bult

Al otro extremo del barrio, la Plaza de Sant Bult es otra de las que está de aniversario y tampoco es cualquier cosa: 150 años. Aquí tienen la ventaja de estar al abrigo de una plaza que ha sobrevivido al paso del tiempo. Las grandes formaciones urbanas -Glorieta y Parterre- pasan cerca, sin tocarla y la trama de callejuelas y vericuetos en la Xerea ha pervivido bastante, lo que ha permitido que hubiera fallas en el XIX y que también las haya en la actualidad. Gozando, además, de un músculo social de lo más admirable. Sant Bult es una falla grande, de mucho censo. La falla plantada es conmemorativa y el ninot de la Exposición fue ubicado en el centro de la misma: una reproducción no de la primera fallas, sino de la primera de la que se tiene un documento gráfico. Incluía una escena dedicada al perenne presidente, Paco López Moral, más de 40 años al frente de la misma.

Falla conmemorativa del 50 aniversario de Mossen Milà

Falla conmemorativa del 50 aniversario de Mossen Milà / Moisés Domínguez

Medio siglo con tregua arzobispal

Cincuenta años ha celebrado una más reciente, la de la Plaza de Mossen Milà. Tantos como lleva de presidente el decano de la actualidad y el más longevo de la historia, Antonio de Zárate. Es una comisión que retomó la tradición de plantar en los alrededores del palacio arzobispal, al que no molestan al plantarse en una pequeña replaza, la que lleva su nombre, y desarrollar la actividad más ruidosa -la carpa- en la de Nápoles y Sicilia. Su amplísima demarcación -su "término municipal"- hace, además, que no pueda constituirse ninguna comisión cerca. Tanto es así, que las que habría que considerar vecinas son, al Este, la de Sant Bult; al Oeste, la plaza de Serranos -que ya es incluso el barrio del Carmen-, al sur, Reina-Paz-San Vicente y al norte, directamente, no hay si no se cruza el río. La falla incluía un rótulo del aniversario y una alegoría al presidente, subido a una grúa, plantando un ninot, haciendo alusión a una de las históricas anécdotas de la historia. 

Linterna-Na Robella

Linterna-Na Robella / Moisés Domínguez

Escena conmemorativa en Linterna

Escena conmemorativa en Linterna / Moisés Domínguez

Un caso único de hace 25 años

El aniversario más reciente es el de Linterna-Na Robella, que ha tenido su particular celebración por tratarse de un hecho histórico: la fusión de dos comisiones. Fue todo un hito, al unirse Linterna-En Gil y Na Robella-Ángeles-Maldonado. Pero finalmente se ha quedado en un hecho aislado. A pesar del deseo confeso de que el número de comisiones se reduzca, la experiencia dice que no hay forma de conseguirlo. Se convirtió en carne de discurso a finales del Siglo XX ("lo que han hecho estas dos comisiones es lo mejor que podía hacerse"), pero que fracasó en la práctica: sólo ellos lo han llevado a efecto desde entonces.

A pesar de que el resultado no ha podido ser mejor: la unión les ha llevado al éxito. Una era Linterna-En Gil, escondida en un recoveco cerca del Mercado Central. Y la otra, Na Rovella-Ángeles-Maldonado, que se plantaba "al otro lado" de la Avenida del Oeste. Queda el debate de si, más que una "fusión", fue una "absorción": Linterna era una comisión correctita, aseada, de tipo medio, y Na Robella estaba en fase de declive absoluto después de una trayectoria bastante brillante. Lo que es verdad es que se vendió como una fusión en toda regla y en la práctica lo fue: se unió la denominación, se mezclaron elementos del escudo y se preservó el número de censo de la segunda de ellas. Pero la jugada fue perfecta: la comisión, ahora como Linterna-Na Robella-Av. Oeste, salió a la avenida y se visibilizó. Con unas directivas emprendedoras al mando de Paco Maestre, en poco tiempo acumularon target tanto con la publicitada carpa como son los conciertos en la plaza de Brujas -ahora reconvertidos-. Y lo que eran dos comisiones pequeñas son ahora una falla de Primera A.

Logos conmemorativos de los cuatro aniversarios

Logos conmemorativos de los cuatro aniversarios / RLV

Desde entonces, otros intentos de fusión han fracasado por no cristalizar las negociaciones. Por contra, el censo de comisiones sigue creciendo y, en gran parte de los casos, son el fenómeno contrario: la salida de un grupo de falleros de una comisión -de forma amistosa o no- y que buscan un territorio virgen para plantar. En ese sentido ha habido experimentos fallidos, como Ciudad Ros Casares, y otros con muy buen tono, como La Nova d’Orriols, Blas Gámez-Ángel Villena o la más reciente de Doctor García Brustenga, cuyos núcleos fundacionales proceden respectivamente de San Juan Bosco-Duque de Mandas, Cra. San Luis-Rafael Albiñana y Exposición.

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