El extraño caso de la falla que aún tiene ninots en la calle

La demarcación de una falla de Pinedo mantiene figuras plantadas hace ya más de dos meses, constituyendo una metáfora de su crítica de barrio

Algunas figuras de la falla Tres Camins sobreviven dos meses después

Algunas figuras de la falla Tres Camins sobreviven dos meses después / Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

València

Las fallas se queman el 19 de marzo. Pero se dice que las que dejan huella duran mucho más. Y también puede haber fallas que, dos meses de haber sido plantadas, todavía formen parte del paisaje urbano. Y eso es lo que está sucediendo con uno de los monumentos más interesantes que se plantaron en el pasado ejercicio. 

La demarcación de Tres Camins-Pinedo es un pequeño grupo de casas de pueblo que hay "a este lado" del Plan Sur. A mitad camino entre La Punta y Pinedo. No hay barrios en muchos cientos de metros a la redonda. Para llegar al resto de Pinedo ya hay que pasar el puente del nuevo cauce. 

Antes de la riada ya se plantaron fallas de forma constante desde 1953 a 1964. Pero la actual comisión reapareció casi veinte años después, en el año 1982. Desde entonces han tenido una trayectoria marcada por dos características: primero, la crítica de barrio, con la que hicieron un auténtico magisterio con fallas sencillas, pero llenas de mensaje. Y después, la Experimentación, donde también se han hecho referenciales. 

En el presente ejercicio plantaron una auténtica genialidad que une los dos aspectos: una composición nada convencional y un mensaje relacionado con la cotidianeidad. 

La falla Tres Camins-Pinedo, tal como se plantó

La falla Tres Camins-Pinedo, tal como se plantó / Moisés Domínguez

El paisaje urbano se llenó de moscas

El paisaje urbano se llenó de moscas / Moisés Domínguez

En esencia, una crítica en toda regla. Quien por allí pasara veía un enorme matamoscas, mientras que toda la demarcación estaba llena de moscas. Las paredes, los contenedores de basura y de vidrio, el semáforo... cualquier soporte urbano era bueno para llenarlo de insectos. Incluso un falso cartel de obra que formaba parte de la trama. Un arco con el lema "Benvinguts a la Merda" era explícito y la trama argumental era sencilla y fácil de entender, algo que es de agradecer en un proyecto experimental: la sensación de abandono que sufre el barrio, representada por el olor a suciedad de la Depuradora de Pinedo. Es "un paraje que ofrece vistas a la depuradora ilegal, la ZAL y otros encantos".

El paisaje urbano se llenó de moscas

El paisaje urbano se llenó de moscas / Moisés Domínguez

El paisaje urbano se llenó de moscas

El paisaje urbano se llenó de moscas / Moisés Domínguez

El paisaje urbano se llenó de moscas

El paisaje urbano se llenó de moscas / Moisés Domínguez

Las moscas campaban en un pueblo que "soporta una incompetencia demoledora desde hace más de 50 años y parece que empeiza a hacer olor". Los "mosqueados", los vecinos, son esos inesctos que son espandatos por el matamoscas del poder. En definitiva, "si alguna vez te han enviado a cagar, este es tu lugar". Las moscas campaban... y siguen haciéndolo. Aún quedan adosadas a las paredes, resistiendo además las inclemencias.

Rocío Harriero, todo un descubrimiento

La falla es un proyecto llevado a cabo por Rocío Harriero quien, tras haber intervenido en la célebre falla de Arrancapins del año anterior, -el que incluía la escena contra la ocupación de Gaza en forma de árbol de Navidad- presentaba su primera falla en solitario. La artista figurativa tuvo un éxito espectacular: tercer premio de Fallas Experimentales, y la infantil, el "Pinedopoly", quinto de falla, primero de ingenio y segundo de Experimentales. 

En el momento de la cremà se apilaron todos los elementos... pero no todos. Como una metáfora, algunas moscas, "nosotros", quedan como testigos de protesta por la realidad de su día a día, prolongando la crítica en el tiempo. 

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