Artesanía
La tradicional cazuela de barro se convierte en el nuevo "souvenir" de los turistas
El mercado de l'Escuraeta cierra mañana sus puertas tras 42 días en los que el legado artesanal ha llenado la plaza de la Reina

Turistas y vecinos visitan el mercado de l'Escuraeta. / ANA DE LOS ÁNGELES

El mercado de l'Escuraeta apura sus últimas horas en la plaza de la Reina. Desde el pasado 11 de mayo -y hasta hoy-, más de una veintena de puestos han acercado el legado artesanal a vecinos y turistas de València. A pesar de las altas temperaturas, que han superado los 35 grados en el 'cap i casal' durante las horas centrales, los más atrevidos no han dudado en recorrer los distintos puestos en busca de algún "souvenir" antes de que el espacio cierre sus puertas tras vivir una de las ediciones más largas.
Las cazuelas de barro, que han cambiado su tradicional color marrón hacia tonalidades más llamativas, se han convertido en el producto estrella de esta edición, como ya ha ocurrido durante los últimos años. "Nos sorprende que viene gente de fuera a por cazuelas de arroz al horno. Parece que prueban el plato y se acercan a por una para copiarlo", explica Amparo Redón, una de las vendedoras, que intenta combatir el calor situada cerca de un ventilador mientras atiende a los visitantes.

Paqui, una de las vendedoras. / ANA DE LOS ÁNGELES
Aunque gran parte de los clientes se acerca a comprar a partir de las 19 h, cuando el sol ya no aprieta tanto, algunos valientes desafían al tiempo y aprovechan sus días de vacaciones en la ciudad para visitar este espacio y adquirir algún objeto de cerámica. Los más despistados no saben que mañana es el último día para acudir al mercado. "La gente no viene porque hace mucho calor. Suelen venir a las siete de la tarde y cerramos a las nueve. Durante el día, hay un goteo de visitantes, pero gran parte de ellos viene a última hora", insiste esta vendedora, cuyo bisabuelo ya acudía a este mercado, que cuenta con 800 años de antigüedad.
A lo largo de estos 42 días, los vendedores han evidenciado una evolución en las ventas. Mientras los primeros días, los compradores -la mayoría vecinos de la ciudad- se acercaban a por productos de cocina como cazuelas, utensilios de madera o piezas para la cocina mientras que ahora se acercan a por "souvenirs". "Los que vienen ahora son turistas, por lo que vienen a por regalos. Estamos rodeados de tiendas de "souvenirs", por lo que es difícil competir con las tiendas o los bazares chinos", explica.
Sin relevo
José Antonio Bermejo es uno de los vendedores y alfareros más veteranos de este mercado. Este vecino de la Pobla de Farnals acude a la feria desde hace 58 años. Aunque parece sorprendente tras el auge de las compras a través de Internet o el incremento de la competencia, Bermejo insiste en que "la gente sigue apostando por este tipo de productos". Sin embargo, denuncia que, en esta edición, el problema ha sido que "el mercado se ha hecho muy largo porque normalmente suele durar cuatro semanas y este año han sido 42 días".
Los comerciantes también lamentan la falta de relevo generacional, por lo que reconocen que "se está perdiendo el oficio". En su caso, sus hijos no quieren seguir dedicándose a este trabajo. "Han estudiado sus carreras y quieren trabajar de eso", explica. Su mujer, Paqui, también se dedica a este trabajo. "Es duro. No compensa, pero tiene que gustarte", concluye.
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