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El Orgullo celebra su Crida fallera

Tres falleras que han sido de la corte de honor y la primera fallera mayor trans participan en la reivindicacion por la diversidad en la fiesta

Laura Valero, Amparo Lloret, Javi Vilalta y Ferran Gadea

Laura Valero, Amparo Lloret, Javi Vilalta y Ferran Gadea / RLV

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

València

Crida a l'Orgull es el movimiento que ha organizado, con motivo de la festividad, una jornada de reivindicación del colectivo LGTBI para con el mundo de las Fallas. Caras conocidas del mismo han reclamado que la fiesta no tenga vergüenza en formar parte de las reivindicaciones contra la LGTBI fobia, apelando precisamente a que este colectivo es parte indudable de la propia esencia fallera

Para ello, Crida a l'Orgull ha recurrido a caras conocidas en la sociedad fallera. Incluyendo a tres falleras que han sido de la corte de honor o la primera fallera mayor trans de la historia de la ciudad. 

Fue ésta, Lía Sánchez y una de las cortesanas, Paula Civera, las que hablaron desde el entorno de las Torres de Serranos en un vídeo a los sones y parafraseando "El Fallero", "La Revolución Sexual" y "Libérate". Paula Civera corte de honor 2011, apeló a la importancia de que "seamos visibles porque lo que no se ve, no existe" y a "seguir luchando por nuestros derechos. No te tengas miedo. No tenemos que escondernos"

Lia, la primera mujer trans fallera mayor en el año 2025 invitó a seguir su ejemplo "a todas las personas trans a participar de la fiesta como merecemos. Para que la fiesta sea ejemplo de identidad y de orgullo". 

El acto tuvo también un manifiesto que hizo las veces de proclamación de intenciones. 

Laura Valero, de la corte de 2023, apelo al dato incuestionable de que "somos parte de la fiesta" en forma no solo de falleros y falleras "de base o con cargos" sino de "artistas, músicos, indumentaristas, pirotécnicos, floristas, poetas u orfebres". Si, somos falleros y somos "lesbianas, gais, trans, bisexuales, queer, intersexuales y no binarios". 

"Nos negamos a vivir la fiesta encerrados en un armario"

"Nos negamos a vivir la fiesta encerrados en un armario y reclamamos para las Fallas espacios de visibilidad como los que se celebran en tantos otros ámbitos" en referencia al ámbito "deportivo, profesional, cultural, político o incluso religioso, donde ya se trabaja contra las fobias y los prejuicios". 

"Los hay que, de manera interesada, dicen que las Fallas no tienen colores. Pero se equivocan: los tenemos todos. Esa es parte de su grandeza. Una fiesta colorida y plural como nuestra bandera". 

"Maricón el que no bote"

Otra fallera de la corte de honor, Amparo Lloret (de 2015) reclamó que "los casales sean espacios seguros, libres y orgullosos, de diversidad y pluralidad y respeto a la diferencia, donde no se tenga miedo de ser quien se es, sin burlas". 

Recordó en ese sentido "aquel triste “Maricón el que no bote”, que desde hace años se trata de erradicar de la fiesta y que, pese a ser ya residual, sigue estando presente" siendo "un cántico de LGTBIfobia disfrazado de falsa tradición". 

La fallera de Arquitecto Alfaro reclamó "que si queremos que las Fallas sigan siendo un motor cultural, económico y social, también ha de avanzar nítidamente y sin complejos como motor de convivencia, orgullo y libertad" y reclamó "variar los armarios, llenar los casales y quemar las fobias". 

Reglamento Fallero a revisar

De la parte teórica habló el jurista Javier Vilalta. El que fuera mantenedor de fallera mayor de València reclamó que en el Congreso Fallero "se superen las desigualdades y clichés de género que tiene el Reglamento Fallero", como "el uso de la banda o la prohibición de usar blusón" o que "perpetúa una idea antigua y estrecha de qué quiere decir ser fallera o fallero, hombre o mujer, que no se corresponde con la realidad de las Fallas del Siglo XXI".

Y el actor Ferran Gadea entró en el campo político para "plantar cara a los ataques y recortes a la ley trans valenciana, que nació para proteger y garantizar derechos y que no se puede convertir en excusa para dar por buenas unas supuestas terapias de conversión que no son otra cosa que torturas".

El manifiesto acabó con una proclama en clave de terminología fallera: "que la diversidad sea una colorida mascletà, que ninguno indulte la homofobia, bifobia o transfobia, que los viejos armarios no sirvan más que para alimentar el fuego y que cada casal sea un refugio de afecto, orgullo y respeto" y que, en clave Crida, "hagamos de nuestra diversidad fallera un estandarte y lo elevemos hacia el cielo" por "unas Fallas libres".

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