Pedir un crédito o un préstamo ya no es tan sencillo como año atrás, cuando a las entidades financieras no les importaba escuchar las propuestas de sus clientes que solicitaban dinero para sus proyectos personales o laborales. En aquel momento, no había pegas y los créditos se concedían "alegremente". Ahora, cuando la liquidez de los bancos y cajas es cada vez más precaria, conseguir que nos concedan un préstamo es todo un desafío que debemos superar acreditando nuestra solvencia y capacidad para hacer frente a la deuda.

El recrudecimiento de las condiciones en los préstamos y créditos que actualmente conceden los bancos, nos obliga a hacer una pequeña reflexión, para preguntarnos en qué condiciones nos encontrarnos para solicitar una determinada cantidad de dinero al banco.

Antes de acudir a la oficina de nuestro banco o de buscar el mejor crédito a través de un comparador online, debemos hacer un análisis personal de nuestra capacidad de endeudamiento. Aunque el banco finalmente decidirá si contamos con dinero suficiente para cubrir nuestros gastos corrientes y hacer frente a las cuotas del préstamo, debemos ser nosotros los que primero determinemos hasta qué punto podemos endeudarnos sin correr riesgo de caer en la morosidad.

Aunque existen muchas fórmulas para calcularlo, un porcentaje orientativo es el del 35 por ciento, como límite máximo que podemos solicitar, para que el crédito o préstamo pueda ser amortizado de manera mensual conforme a nuestros ingresos netos correspondientes.

Se dice que este porcentaje es orientativo, con el objeto de ser prudente a la hora de endeudarse, aunque puede aumentar. Si contamos con un aval, este porcentaje sobre los ingresos netos podría ser algo mayor.

Acude a una entidad en la que te conozca, la confianza que genera el cliente suele ser un punto a favor para aceptar nuestra solicitud, ya que nuestro nivel de solvencia estará demostrado tras haber operado en la entidad durante algunos años. Otra opción es acudir a una entidad con buena solvencia, será más difícil que un banco con problemas de liquidez quiera asumir riesgos que otro con líquido en sus cuentas.

Cuando necesitamos liquidez urgente

Si el banco nos pone dificultades a la hora de solicitar un crédito o nuestra necesidad de liquidez no puede esperar, podemos tomar la alternativa de los créditos rápidos. Aunque la cantidad que conceden no suele ser muy elevada y el plazo de devolución es mucho más reducido, puede darnos respuesta a un requerimiento urgente de efectivo para afrontar un gasto puntual.

También disponer de forma puntual del importe disponible de una tarjeta de crédito puede ser de ayuda en estos casos.

Solapar este tipo de créditos, uno sobre otro, no es la mejor solución. Los créditos rápidos también nos obligan a asumir un cierto riesgo aunque la cantidad que tengamos que devolver no sea muy elevada. El tipo de interés es mucho más alto que otro tipo de préstamos y los intereses y comisiones por la demora en la devolución pueden hacernos aumentar nuestra deuda considerablemente.

Asegúrate de contar con los ingresos necesarios para devolver el dinero en el plazo estipulado y nunca acuerdes uno nuevo hasta no haber resuelto por completo la deuda anterior.

Eva Llorca

iAhorro, comparador de productos financieros.