Estudiar en la UPV cambia vidas
Esta universidad valenciana orienta su actividad a ofrecer la mejor experiencia académica y humana

El equipo de biología sintética de la UPV gana el premio mundial otorgado por el MIT en Boston. / ED
Esteban Fernández
Estudiar en la universidad transforma vidas, las enriquece. Obliga a salir de la zona de confort, a colaborar con personas de otras procedencias, a abrir la mente a aprendizajes sorprendentes. La universidad, además, capacita. Es la antesala de una profesión que será parte fundamental de la vida adulta y que se espera que proporcione autonomía económica y bienestar personal.
La Universitat Politècnica de València (UPV) es consciente del impacto que tienen los estudios universitarios y, por ello, orienta toda su actividad a ofrecer la mejor experiencia académica y humana. Y lo hace en sus tres campus, situados en València, Gandia y Alcoi, que cuentan con espacios modernos, instalaciones punteras y un ambiente humano cercano.
Una gran comunidad
La UPV ha creado toda una comunidad, que no solo engloba a quienes estudian alguno de sus 60 grados o dobles grados, o sus casi 100 másteres, sino que se extiende a las más de 150.000 personas que han pasado por sus aulas durante 55 años. “Si fuiste estudiante en algún momento, eres UPV para siempre”. Ese mantra se repite en pasillos y despachos.
Es el caso de Francisco Hidalgo, actual vicepresidente de Ventas y Marketing del grupo Renault en India: “Siempre que vuelvo a la UPV me siento como en casa. Yo estudié ingeniería industrial porque no tenía muy claro a qué quería dedicarme y pensé que era una carrera que me abría muchas puertas, y así ha sido. Aquí hice muchas amistades, que me han acompañado toda la vida”.
Formación en la vanguardia
Desde sus inicios, la Universitat Politècnica de València ha apostado por la innovación, incorporando los últimos avances en conocimientos a sus programas académicos. Sus titulaciones son concebidas no solo en función de las demandas actuales del mercado laboral, sino también atendiendo a las tendencias futuras.
La calidad de la formación de la UPV está avalada por sellos internacionales como EUR-ACE, Euro-Inf y ABET. Además, se encuentra entre las 75 mejores universidades del mundo en Ingeniería Civil —donde es la mejor de España—, Ciencia y Tecnología de Alimentos y Ciencias Agrícolas, y entre las 200 mejores en seis disciplinas, las tres anteriores más Matemáticas, Ingeniería Mecánica y Gestión.
Para ello, la UPV se apoya en su potente capacidad investigadora —es líder nacional en generación de patentes— y en una sólida red de alianzas con entidades referentes en cada sector.
Tamia Boada, que estudia actualmente el Máster Universitario en Inteligencia Turística, lo confirma: “Yo buscaba una formación muy específica. Quería aprender a interpretar el comportamiento de los clientes y tomar decisiones en la gestión a partir de los datos. Estoy muy satisfecha con la decisión que tomé al estudiar este posgrado. Me doy cuenta de que he aprendido mucho, siempre con un enfoque aplicado”.
Conocer el mundo
Otra dimensión por la que apuesta la Universitat Politècnica de València es la internacional, por lo que cuenta con convenios con más de 1.000 universidades, en 97 países, que facilitan los intercambios académicos, la cooperación o las prácticas en empresa.
Gracias a ello, más de 3.000 estudiantes al año realizan una movilidad internacional con la UPV como punto de partida. Zaira Fernández, titulada en Administración y Dirección de Empresas, hoy supervisora en el Banco Central Europeo, no desaprovechó esta oportunidad y realizó dos estancias, en Singapur y Reino Unido, “que me han abierto muchas puertas”.
Por su parte, Andrea Sanchis, titulada del Máster Universitario en Comunicación Transmedia de la UPV, optó por una beca de cooperación internacional en Tailandia, “la disfruté y aprendí muchísimo”.
Formación que transforma y acompaña
Hace más de cinco décadas, acceder a la UPV suponía un verdadero desafío. Tanto es así que, en 1969, el primer curso académico de su historia, solo tres de cada diez estudiantes aprobaron: la mayoría fracasó porque suspender una sola asignatura obligaba a repetir todo un semestre. Aquella universidad exigente y dura ha evolucionado profundamente. Hoy, el 88 % del estudiantado que se presenta aprueba los exámenes en primera convocatoria.
Este éxito es fruto de un modelo centrado en el estudiante, con programas como el PIAE+ (Programa Integral de Acompañamiento al Estudiante), la evaluación continua, las metodologías innovadoras, la clase inversa o el aprendizaje basado en servicios. También de proyectos colaborativos como Generación Espontánea que permite a los estudiantes desarrollar soluciones reales a problemas actuales, desde prótesis pediátricas hasta nanosatélites.
Son este tipo de experiencias las que transforman al alumnado para siempre. Y en el caso de la institución valenciana, el cambio es para bien. Lo demuestra la reciente encuesta que afirma que el 95 % de los estudiantes volvería a elegir la Universitat Politècnica de València, si tuviera que empezar de nuevo.
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