Soc. Filarmónica de València. El Almudín. Intérpretes: Dúo Cassadó (Damián Martínez Marco, cello y Marta Moll De Alba, piano). Obras de J.S. Bach, Sulkhan Tsintsadze, M.Ravel, Ernest Bloch, Philip Glass y Arvö Pärt.
Cuarta visita (y no será la última) del Dúo Cassadó a la SFV, un excelente tándem instrumental que en esta ocasión incluyó una selección de obras tan poco convencionales como convenientes. Compositores del último tercio el siglo XX aún suenan poco habituales y, por ende, resultan extraños para algunos públicos, pero que llegan como agua de mayo para respirar otros perfumes sonoros.
Damián Martínez Marco y Marta Moll de Alba son uno de los pocos dúos estables de este país, y su inquietud y perseverancia los ha llevado a revitalizar el repertorio con pentagramas de Halffter, Marco, Gulda, Shaporin o Myaskovsky.
Incluir a dos clásicos contemporáneos como Glass o Pärt es todo un riesgo pero también un reto, ya que tanto en la Metamorphosis 2 como en el Espejo en el espejo, el cello se vuelca con una muy hermosa línea melódica, a modo de lied, asistido por la pianista grancanaria, que busca -y encuentra- un sonido de una delicadeza sutil, gracias a una admirable pulsación técnica que hace de su acompañamiento, protagonismo.
La música de las antiguas repúblicas soviéticas han llegado siempre con retraso. De ahí que escuchar la Nana, una sentida canción de cuna del georgiano Tsintsadze, fuera una novedad exquisita y despertara el interés por acercarse el ciclo completo de estas piezas basadas en el folclore de su país. Martínez Marco y Moll de Alba fueron todo ternura y melancolía y junto al Kaddish raveliano y la Jewish lite del judio-suizo Bloch, dejaron constancia de las influencias musicales de esa cultura.
El concierto se inició con una entrega enérgica, decidida y convincente de la Suite nº 1 en Sol Mayor, de Bach. Una música estudiada con maestría y madurada en el tiempo que el celista madrileño desbrozó con un arco a veces barroco y otrora clásico y un “lirismo” contenido pero siempre en estilo y un sonido calmo y profundo.
Gran acierto las diversas propuestas de las luces: añaden intimidad y precisión a lo que se produce en el escenario. No hay mas que repasar el simbolismo que para Scriabin tenían los colores en su música. El Dúo fue muy aplaudido y sus dos bises de Casals y de Falla completaron la sesión. Se nos hizo corta.
