El 19 de agosto de 2021 pasará a la historia de las Fallas como una fecha para recordar siempre. Ese dia, temprano por la mañana, se producía el primer traslado de piezas desde Feria València, donde habían permanecido almacenadas desde hacía casi un año y medio, en dirección a cada una de las demarcaciones. Las Fallas, ocultas en un particular "Valle de los Reyes", volvían a ver la luz. Empezaba así la "plantà" más larga de la historia y la más atípica de sus más de doscientos años de historia. Larga porque hubo que emplear trece días para sacar y emsamblar. Y atípica por la más que obvia razón de que Fallas en Agosto y Septiembre es el componente de irrealidad más grande de la historia de la fiesta

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Plantà del 19 de agosto: Las Fallas 2021 ya están en la calle. Germán Caballero

Ese histórico momento fue protagonizado por la falla San José de Pignatelli-Dr. Peset Aleixandre, de Fernando Marzo -paradójicamente, un esquimal en tiempos de calor extremo- y marzó un camino que se prolongó durante días, de forma ordenada y que permitió recuperar el pulso a la fiesta, aún fuera de temporada, aún con un formato muy limitado. Las históricas (se repite el calificativo, pero es verdad) Fallas de Septiembre, con la pandemia aún en danza (estaba empezando la vacunación masiva) y que consistió en una Exposición del Ninot, "mascletaes" descentralizadas, Ofrenda con mascarilla, con sesión matinal, a puerta cerrada y con recorridos nuevos (a causa de las obras en la Plaza de la Reina), carpas -pocas- hiperventiladas y un cambio forzoso del horario de la "cremà", impuesto por la Generalitat, y que ha llegado para quedarse en un arranque de sentido común. 

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Fallas 2021. "Plantà" del 20 de agosto. Santiago Rusiñol, El Cano, Barón de S. Petrillo, Rodríguez de Cepeda, Els Doctors...

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Fallas 2021. Plantà del 21 de agosto. Noche de emociones Moisés Domínguez

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Fallas 2021. Espectacular "plantà" de Sueca-Literato Azorín Fotos de Francisco Calabuig

Las Fallas fueron las que se debían haber quemado en marzo de 2020. Las que aún no habían salido de los talleres, las que simplemente estaban "escampadas" y que se recogieron fácilmente, las que se desmontaron en un alarde técnico y las reconstruidas tras ser incinerados sus originales. En cualquiera de los casos, un milagro, un éxito de logística y un nuevo espaldarazo al trabajo de los artistas falleros, puesto que los monumentos demostraron, finalmente, que habían sido suficientemente bien trabajados como para que año y medio de espera no afectara a sus estructuras. Si cayeron al suelo o se deterioraron no fue por la espera, sino por la tormenta del fin del mundo que asoló la ciudad tanto durante los últimos días de agosto como en plena noche de "plantà", en el cambio de mes. A imagen y semejanza de lo que pasó seis meses después. Pero más salvaje aún. 

Las Fallas de Septiembre finiquitaron ya figuras míticas, como la gafada Lucrecia de Reino de València, la aviadora (sólo la aviadora) de Cuba-Literato Azorín, el Ángel (y mucho más) de Na Jordana o la entrañable Talía de Grabador Esteve-Cirilo Amorós, una de las grandes imágenes de la fiesta porque fue la cara más visible de las piezas almacenadas en Feria València. La Meditadora, echada a perder como símbolo, se quemó sin restauración alguna, sin la emblemática mascarilla y machacada por la lluvia. Una oportunidad perdida. 

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La escena de Na Jordana que cierra las Fallas de la pandemia

Las Fallas de Septiembre sirvieron para resetear la fiesta e iniciar un nuevo periodo exprés para, en apenas seis meses, volver a plantar y volver a quemar. Dejando, ya en el ejercicio en curso, todas las incógnitas sobre cuántos pasos atrás ha dado la fiesta -en todas sus vertientes- a causa de los rigores económicos. 

El oficio de artista fallero se ha resentido, aunque el fatalismo venía de mucho antes de la llegada de la catástrofe. Los dos años de locura han propiciado el cierre de talleres -no masivamente-, la reordenación de muchos, la búsqueda de nuevas líneas de negocio, la forzosa obligación de reducir costes y la difícil ecuación de pretender hacer lo mismo, o casi lo mismo, con unos presupuestos que, por lógica, van a bajar ostensiblemente. Se han notado cambios sustanciales en el mercado de fichajes, incluyendo contrataciones, cuanto menos, sorprendentes. Será marzo de 2023 cuando se resitúe el escalafón. Mientras, la convergencia de los intereses (preservar el oficio sin perder brillantez, pero tampoco sin presionar hasta la ruina) seguirá siendo la asignatura pendiente -ante las que no caben visiones fanáticas, ni de un lado ni de otro-. Pero para la que no se ha establecido, convocado o ideado ninguna mesa de trabajo o debate, mientras para el Congreso Fallero se presentaban candidaturas a puñados. 

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Fallas 2021. Plantá del 22 de agosto. Quart-Palomar, Pilar, Sueca, Primado Reig-Vinaroz, JJ Domine, Calixto III...

Con la parte social, la pérdida de falleros, se cuenta con la siempre sabia administración de las comisiones: tan sólo ha desaparecido una, y ya tocada de muerte previamente. Falta que los sobrecostes -cuando empiecen a llegar facturas de luz en el momento de levantar la persiana- puedan resentir las finanzas y el reparto, siempre cuestionable, siempre justificable, de unas cuotas que vuelven también a su normalidad en una sociedad encarecida. 

La salida de las Fallas de Feria València no fue más que el primer paso hacia un presente lleno aún de incertidumbres y pendiente de posarse.