Ha fallecido El Portugués. Y con él, un capítulo muy importante de la historia de la pirotecnia valenciana. Se le puede considerar, sin margen de error, como uno de los grandes pirotécnicos que crearon su propia empresa después de haber aprendido el oficio desde uno de los talleres de las dos grandes familias, Brunchú o Caballer -en la rama de Vicente y de Ricardo-. En su caso, José López Jacinta había bebido de las enseñanzas de la Pirotecnia Caballer. Y desde que se creó su propia marca a primeros de los ochenta consiguió ser no ya un pirotécnico de referencia, sino una persona entrañable y siempre querida por el público y por las comisiones de fiestas para las que trabajaba. Los disparos de El Portugués eran garantía de calidad. De las que había que ir a ver. Siempre instalado en la zona noble del calendario pirotécnico de las Fallas. Su imagen, con su inseparable Amparo, impecablemente trajeado ("El dandi de la pólvora" le decían), en una "mascletà" de Fallas saludando desde el balcón se convirtió en todo un clásico, como había sido el de izarlo a hombros.

Siempre impecablemente trajeado, al acabar una "mascletà"

Un clásico: El Portugues, a hombros

La empresa, mil veces galardonada, mil veces aclamada, acabó cerrando como tal -dentro de la crisis que afectó en demoledoras oleadas al sector durante todo el siglo XXI y que hizo caer algunas de sus torres más altas- aunque todavía se le podía ver en los ámbitos pirotécnicos. No hace tanto tiempo, el ayuntamiento de su pueblo natal, Bonrepós i Mirambell, le anunciaba como "coordinador" de un castillo para conmemorar las Fallas Virtuales de 2021. Llevaba mucho tiempo achuchado por la salud. Ya en la Gala de la Pirotecnia de 2014 se le hizo un homenaje, siendo Vicente Caballer y Gori, dos de sus contemporáneos más ilustres, los que recibieron el premio en su nombre. Ese año fue la última vez que disparó en el ayuntamiento.

Amparo siempre fue su gran apoyo. Aquí, en las Fallas de 2002

Quien más lo ha sentido es la comisión de Sueca-Literato Azorín, de la que la familia son falleros y donde disparaba "mascletaes" que eran referencia obligada y aliciente en el barrio. Más allá del pirotécnico, que también, la despedida al Portugués lo es a una de las personas más unánimemente queridas en el mundo de las fiestas.