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C. Melchor/ M. A. Montesinos
Ver galería >En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
M. A. Montesinos
En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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En la plaza Xúquer hay un local de copas que ha merecido el apelativo de «mítico» en más de una ocasión. Este bajo, ubicado en el número 3, ha sido escenario desde 1978 de muchos bares, cada uno con su personalidad, con su hilo musical y con un diferente barman detrás de la barra. Pero nunca ha sido tanto un refugio para los músicos como lo es ahora La Vitti, el proyecto que lidera Marcos Herrero desde 2018. Decorado con objetos personales y piezas procedentes del Rastro de València, este café es una parada obligatoria para melómanos, curiosos y viajantes sin rumbo.
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