Este es el relato de todos los sueños y delirios arquitectónicos de València. Una historia de megaconstrucciones fallidas.
Los grandes proyectos fracasados: la València que (no) pudo ser
Los años de bonanza económica marcaron el crecimiento urbanístico de València. En las últimas tres décadas, la ciudad se ha consolidado como una de las grandes capitales dentro del mapa estatal, pero hubo un tiempo en el que la penísula se quedaba pequeña y el «Cap i casal» buscó posicionarse entre las grandes metrópolis internacionales aunque fuese a costa de delirios arquitectónicos.
Los grandes proyectos fracasados: la València que (no) pudo ser
«Hay que cambiar el aspecto de nuestra ciudad». La cita es del arquitecto benimatense Santiago Calatrava y apareció en la portada de este diario el 1 de agosto de 1991 coincidiendo con el anuncio a toda página de la construcción de la «segunda torre de comunicaciones más alta de Europa». Sin embargo, la torre nunca rozó el cielo de la ciudad. Este es el relato de todos los sueños y delirios arquitectónicos de València.
Una noria gigante de 120 metros
La memoria urbana de la capital del Túria está repleta de sueños truncados, de grandes proyectos fracasados y de alguna locura urbanística que no llegó más lejos de la recreación digital. Mientras algunos diseños resultaban interesantes, la mayoría desaparecieron ante la falta de financiación y unos pocos chocaron de forma mortal con las leyes. Tras diez años sin grandes proyectos, el boceto de una noria de 120 metros de altura y un coste que alcanzaría la misma cifra, pero en millones, pasó a formar parte de la València que no pudo ser nada más que una maqueta.
Autopista del Túria
El desarrollismo económico de finales de los años 60, en plena dictadura franquista, marcó el crecimiento de las principales ciudades españolas. En el caso de València, la Gran Riada de 1957 se convirtió en un condicionante del diseño urbano con la proyección del Plan Sur. Con el cauce fluvial desviado, el gobierno diseñó una autopista en el viejo lecho destinada a conectar el aeropuerto con el puerto. La fuerza vecinal, agrupada bajo el lema «El riu és nostre i el volem verd», surtió efecto y el proyecto de carretera dejó paso al Jardín del Túria, pulmón verde de la ciudad y zona de recreo de miles de vecinos de València.
Rozar el cielo
Uno de los primeros proyectos «de altura» de la ciudad surge en el seno del Consell de Joan Lerma a principios de la década de los 90 con el proyecto de la Ciudad de las Ciencias en el que, además de un cine y un museo, se incluye una torre de telecomunicaciones que debía alcanzar los 327 metros de alto.
A los pies de la torre se ubicaría el Palacio de Congresos y tres columnas de 40 pisos ideados para acoger las oficinas de empresas de comunicación. Eduardo Zaplana desterró la torre del complejo de la Ciudad de las Ciencias. En su lugar se ubica actualmente el Palau de les Arts.
Los rascacielos de Calatrava que se quedaron en maqueta
Trece años después, en 2004, Santiago Calatrava presentó un nuevo proyecto con tres rascacielos con los nombres de las provincias de la Comunitat. Se diseñaron para ubicarse junto al Oceanogràfic y el más alto tendría una altura de 308 metros. El Consell pagó 15 millones de euros al arquitecto solo por el diseño.
València, de cara al mar | Plan Cabanyal
La prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta la playa del Cabanyal fue la eterna promesa de Rita Barberà para remodelar la fachada marítima de la ciudad. La alcaldesa logró apoyos entre algunos vecinos. Gran parte del barrio se opuso al proyecto y se organizó bajo el lema «Salvem el Cabanyal». El tripartito paralizó los planes de Barberá en 2015.
Museo FIFA
El año 2002, el gobierno autonómico de Eduardo Zaplana firma un convenio con la FIFA y la Federación Española de Fútbol para construir en el parque de Cabecera un museo temático del fútbol. Se pagaron 1.4 millones de euros, pero la llegada de Francisco Camps a la presidencia de la Generalitat dejó olvidado el proyecto, que estuvo incluido en los presupuestos hasta 2012. Finalmente, abrió en 2016 en Suiza.
Esfera Armilar
La esfera armilar es una recreación del cosmos desde el punto de vista terrestre. El diseño del artista Rafael Trénor y el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez peregrinó durante varias legislaturas de la Generalitat tras ser descartado por otras ciudades. Tenía un coste de 50 millones y 95 metros de altura y estaba proyectado para incluir ascensores que permitiesen realizar visitas por el interior de la escultura, una mole de 700.000 metros cúbicos de acero sin una finalidad determinada.
Dubái, en la playa de las Arenas
La propuesta de una empresa valenciana de crear una isla artificial frente al litoral de la ciudad es, posiblemente, uno de los mayores delirios arquitectónicos de los últimos años. Este proyecto que buscaba imitar las creaciones de la ciudad emiratí era una prolongación de La Marina de València (en aquel momento, Marina Real).
A pesar de tratarse de un despropósito que chocaba de manera frontal con la Ley de Costas que prohíbe ganar terreno al mar salvo interés comunitario, el promotor aseguraba que la construcción era compatible porque suponía la construcción de un nuevo barrio para la ciudad. Según las primeras estimaciones, el coste inicial superaba los 5.000 millones.
2007 fue el año de las ciudades imitadas a golpe de talonario. Si la remodelación del puerto reconvertido en embarcadero de lujo buscaba similitudes con ciudades de la costa mediterránea francesa y de Mónaco, la idea de levantar una artificial frente a la playa de la Malva-rosa pretendía recrear otras urbes construidas gracias al dinero del petróleo como Dubái. La falta de pozos petrolíferos y la Ley de Costas lo impidieron.
Teleférico a La Marina
La falsa euforia generada durante la celebración de la trigésimo segunda edición de la Copa América de Vela, por la que se realizó un cambio radical en el puerto de València, dio lugar a decenas de proyectos que nunca se llegaron a materializar.
Los grandes proyectos fracasados: la València que (no) pudo ser
Una de esas ideas buscaba conectar el Bioparc con la Marina Real mediante la instalación de un teleférico a lo largo del trazado del antiguo cauce del Túria. En el plano que se presentó a la prensa se incluían paradas en puntos como las Torres de Serranos o la Ciudad de las Artes.
Monorraíl a l'Albufera
Este proyecto es, junto al de la isla artificial, uno de los más disparatados que se han planteado en la ciudad. El cuñado del rey, Iñaki Urdangarín, diseñó en 2006 de la mano del instituto Noós la candidatura de València como sede de los Juegos Europeos. En un documento de más de 200 diapositivas, el instituto Noós y la Fundación Metrópoli exponían las diferentes ideas a desarrollar por la candidatura valenciana, cuyo coste superaba los 1.000 millones de euros.
Monorraíl a l'Albufera
Entre las propuestas destacaba una Villa Olímpica en el corazón de El Saler con más de 1.500 viviendas. «Valencia Olímpica», título del documento ofrecido por la organización, planteaba también la construcción de un monorraíl que conectaba el «Cap i casal» con Cullera, bordeando todo el cordón litoral y realizando paradas en puntos como el paraje protegido de l’Albufera.
Villa Olímpica en l'Albufera
Además, entre las propuestas que Urdangarín presentó a raíz de las jornadas Valencia Summit, celebradas entre 2004 y 2006, por las que Noós recibió 3.5 millones de euros de las arcas públicas de la Generalitat, se encontraba una «ecociudad». Pese a formar parte de la investigación del caso Noós por el que Urdangarín cumple condena, los cinco exaltos cargos valencianos investigados quedaron absueltos en el juicio.
Una pista de esquí junto a La Fe
Esquiar a escasos metros del Mediterráneo, en una ciudad plana cuyos termómetros registran temperaturas bajo cero muy pocos días al año, iba a ser posible en València. Este proyecto de financiación privada buscaba levantar un nuevo centro comercial junto al nuevo Hospital La Fe, el complejo incluía dos pistas de esquí «indoor», es decir, cubiertas. ‘Eutopía’ se proyectó como un espacio comercial junto al nuevo Hospital La Fe, la gran novedad que ofrecía frente a los centros descubiertos era la pista de esquí al estilo de la madrileña ‘Xanadú’. La crisis derritió la propuesta.
Ferrari World en Cheste
El Circuit Ricardo Tormo se postuló en 2012 como escenario ideal para la construcción del paque Ferrari, que finalmente se construyó junto a Port Aventura. El Circuit Ricardo Tormo de Cheste estuvo cerca de convertirse en la sede del parque temático dedicado a la automovilística italiana, de menor envergadura que el existente en los Emiratos Árabes. La llegada del Consell del Botànic y la falta de acuerdo sobre los terrenos provocó que el parque Ferrari se construyese junto a Port Aventura, en Tarragona.
Las Vegas en el Dock's
Con el cierre de la discoteca que lo ocupó durante varios años, el destino del edificio Dock’s se quedó en el aire. El grupo asiático ARC planteó la construcción de un hotel de gran lujo y un casino, proyecto que no logró convencer al gobierno municipal. Tampoco lo hizo la propuesta del grupo Las Ánimas, que buscaba rehabilitar el edificio y convertirlo en un mercado marinero. A la espera de un proyecto, en el Dock’s ya no suena música. Tampoco tragaperras.
Los años de bonanza económica marcaron el crecimiento urbanístico de València. En las últimas tres décadas, la ciudad se ha consolidado como una de las grandes capitales dentro del mapa estatal, pero hubo un tiempo en el que la penísula se quedaba pequeña y el «Cap i casal» buscó posicionarse entre las grandes metrópolis internacionales aunque fuese a costa de delirios arquitectónicos.