El arqueólogo de Catarroja Miquel Ramón Martí Matías ha logrado un «cum laude» con propuesta para premio extraordinario de carrera por su tesis de calidad europea, que lleva por título «El genoma de una ciudad: Valencia. (Bioarquitectura, orígenes hasta época foral)». El trabajo consta de 3.044 páginas y fue presentado por Martí en castellano, francés e inglés, e incluyó un vídeo de 35 minutos, realizado en colaboración con una productora de Barcelona. Los directores de la tesis han sido Manuel J. Ramírez Blanco y Daniel Benito Goerlich.

En la tesis, Martí defiende que hace 130 millones de años hubo una revolución arquitectónica que realizaron los insectos sociales en el Cretácico y explica las equivalencias culturales humano-insectos en parte de la evolución. Como ejemplos, en el paleolítico la figura de cazadores-recolectores humanos equivale al género de las hormigas, mientras que en el Paleolítico Superior Cerámico —aparece en China 8000 años antes que en Próximo Oriente— sería la avispa alfarera. En Valencia, los primeros restos de arquitectura exosomática los sitúa hace 70 millones de años en los nidos de los hadrosaurios de Tous, mientras que del homo erectus se localizaron en Sueca, junto a l'Albufera estructuras perecederas vegetales, hace más de medio millón de años. El trabajo recoge también la reconstrucción de los acueductos romanos como el sur de Sagunt, que arrancaba del Túria y es el precedente de la Acequia Real de Moncada. Acaba la tesis con las esférulas, concreciones minerales que halló en el río Palancia de hace 250 millones de años, del triásico inferior y que tienen sus paralelos más cercanos en Utah (EEUU) y el planeta Marte. l. s. catarroja