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Opinión

El lesbianismo y el día mundial de la mujer

El 8 de marzo se conmemora, como ya sabéis, el Día Internacional de la Mujer. Es un día de reivindicaciones donde las mujeres salimos a la calle a gritar alto y fuerte que aún queda mucho camino por recorrer en la consecución de la igualdad real.

Mientras se sigan asesinando mujeres con la mirada cómplice de una parte de la sociedad, mientras las mujeres sigan percibiendo un salario inferior al de los hombres, mientras haya un gobierno que pretenda impedirnos hacer uso de nuestro derecho a decidir, quedarán motivos mas que suficientes para seguir saliendo a las calles de cualquier ciudad cada 8 de marzo.

Todos los logros que las mujeres hemos conseguido a lo largo de estos años son producto también de la solidaridad del resto de colectivos sociales, de la voluntad política de los gobiernos socialistas y la participación de otras mujeres que, como las lesbianas, lideraron en su inicio, y siguen liderando a pesar de renunciar a su visibilidad para ello, este gran movimiento.

Sin embargo no siempre las lesbianas nos hemos sentido acompañadas en nuestras peticiones por el conjunto de las feministas.

Nosotras siempre estamos al lado de cualquier reivindicación, de cualquier marea del color que sea, pero en nuestras manifestaciones del Orgullo, en nuestra pelea por los derechos civiles, la conquista del Matrimonio Igualitario o la discriminación de las mujeres lesbianas en los tratamientos de reproducción asistida? nos hemos sentido, muchas veces, solas.

Es cierto que esta situación en los últimos años se ha ido revirtiendo y, por tanto, el camino se hace mas llano pero quiero aprovechar para recordar que, las lesbianas, además de tener que luchar para que se nos reconozca nuestra identidad sexual, hemos de hacerlo como mujeres en la lucha por nuestros derechos. Y ese recorrido no siempre es igual de fácil para todas.

Decir «soy lesbiana» ayuda a que seamos visibles, porque lo que no se nombra no existe, ayuda a la normalización de algo que aún muchos consideran una aberración .

La discreción que se nos exige no es más que una trampa de los que no quieren que se nos vea. Hacen mención a una discreción que no se le exige a nadie más que a las mujeres.

Por eso, también quiero resaltar la obligación que tenemos las que disponemos de ese plus de fuerza, y además tenemos a nuestro alcance un altavoz que nos permite hablar y que se nos escuche, de hacerlo con claridad para que los mensajes lleguen con precisión y sin malas interpretaciones. Las palabras son importantes.

No bajemos la guardia. Hay países aún donde a las mujeres lesbianas se las mutila o asesina. Y en España a este gobierno, y a algunas nuevas opciones que se postulan para gobernar, los derechos de las personas LGTBI y de las mujeres les parece una cuestión secundaria.

No nos queda más obligación que seguir luchando, trabajando por la igualdad real y haciéndonos visibles. Y lo haremos todas juntas como lo hemos venido haciendo hasta ahora.

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