La abstención de tres concejales del equipo de gobierno del PP del Puig de Santa Maria impidió el cambio de nombre del polideportivo municipal de La Pedrera por el de un trabajador municipal que falleció el pasado año. El grupo popular se había hecho eco de una iniciativa particular que había reunido alrededor de 400 firmas pidiendo que las instalanciones deportivas pasasen a denominarse «Polideportivo Pascual Casas», en honor a un vecino que trabajó allí durante años «y que era muy querido por el pueblo», según señalaron las fuentes consultadas.
Esta iniciativa, impulsada por el concejal de Deportes, Marco Antonio Gimeno, contó con el apoyo en el pleno de otros dos ediles del PP y del alcalde José Miguel Tolosa. En cambio, los seis concejales del PSPV y de Compromís se mostraron en contra al entender que el actual nombre del polideportivo —La Pedrera— sirve para recordar que en aquel lugar se levantaba un montículo que desapareció al utilizarse su piedra para la construcción del Puerto de Valencia.
Así pues, el voto de los tres concejales del PP Cristina Férez, Mª Carmen Oriola y Vicente Puchol era fundamental para decantar la balanza a favor de una u otra postura. Finalmente, y como muestra de su desacuerdo por el cambio de denominación, prefirieron abstenerse dando la mayoría de votos a la oposición. El alcalde aseguró ayer que dio «libertad de voto» a sus ediles «pues se trata de un tema muy personal. Yo lo apoyé porque consideró que Pascual hizo mucho por el polideportivo».
Para la portavoz del PSPV local, Luisa Salvador, tras la abstención de los tres regidores populares no sólo está su desacuerdo con el cambio de nombre de las instalaciones municipales, sino una «clara división interna dentro del gobierno» que preside Tolosa. «Hay tres concejales que no se hablan con los otros tres, y el alcalde está enmedio», aseguró Salvador. El alcalde niega esta división: «Si la hubiese habría votado en contra en todos los puntos», señaló.
En cuanto a su decisión de votar en contra de «rebautizar» el polideportivo, la edil socialista subrayó que su partido sí estaba dispuesto a aceptar que se le dedicara al empleado ya fallecido un pabellón dentro del recinto, algo que incluso se recogía como posibilidad en la campaña de recogida de firmas. «Pero el PP pecó de soberbia y quiso imponer el cambio de nombre de toda la infraestructura, y al final la jugada le salió mal», destacó Salvador. «Lo que nosotros no íbamos a apoyar es que se cambie una denominación histórica por la de un empleado, ya que se podría establecer un precedente».
