Cultura se ha metido de lleno en la vigilancia del Molí de Forés de Silla, más conocido como Molí de les Xiques, un edificio abandonado y en ruinas pese a estar protegido desde 1992 y ser una de las construcciones con más valor patrimonial y sentimental de la localidad. El inmueble fue levantado en 1790 por orden del Duque de Híjar con motivo de la prolongación de la Acequia Real del Júcar y, desde 1921 hasta 1968, empleó a numerosas jóvenes solteras de Silla y otras localidades limítrofes tras su reconversión en fábrica textil.
Hace unos días, la conselleria remitió una carta al ayuntamiento desde la Dirección Territorial de Educación, Cultura y Deporte en la que le exige que «inste a la propiedad» del Molí de Forés «a dar cumplimiento a las determinaciones de su correspondiente ficha de catálogo, atendiendo a su condición de inmueble con protección 2-parcial». Es decir, la Generalitat, mediante un informe técnico de la Inspección de Patrimonio Histórico Artístico, reclama al consistorio que vele por la conservación del edificio en atención a su protección patrimonial.
Asimismo, plantea al Ayuntamiento de Silla su deber a la hora de «realizar el estudio de la chimenea de ladrillo de tipo industrial que se ubica en el conjunto con el fin de datar su construcción y, en caso de tratarse de un elemento anterior a 1940, tramitar la correspondiente modificación del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos para incluirla como Bien de Relevancia Local». Según un arquitecto especializado en patrimonio, «todo hace pensar» que la mencionada chimenea «se levantó antes de 1940», lo que obligaría a Silla a cambiar su catálogo e incluir en él el cañón arquitectónico.
Dos incendios en tres años
La actuación del Consell surge, precisamente, por la denuncia de un arquitecto valenciano que, al apreciar el estado del molino tras el incendio que en septiembre arrasó el conjunto, decidió poner los hechos en conocimiento de Cultura para que ésta tomara cartas en el asunto ante la supuesta inacción del Ayuntamiento de Silla. Y es que el fuego que dejó el Molí de les Xiques al borde del derrumbe y volatilizó gran parte de su valía patrimonial no fue el primero que se desataba en el interior del recinto. En marzo de 2011, otro siniestro afectó a las dependencias de los trabajadores y las naves adyacentes a la zona este. El suceso causó daños, pero inferiores a los de septiembre, cuando las llamas alcanzaron de lleno el edificio original.
Pese a que el consistorio requirió a la propiedad para que apuntalase y posteriormente rehabilitase el edificio, nada se hizo y, en Navidad, cayó una de las dos fachadas que aún quedaba en pie. La principal resiste aún y, aunque ya se ha perdido para siempre la singular estructura interior del molino y la mayoría de sus frontis, los expertos recomiendan actuar rápido para evitar que la frontera también se venga abajo.
Tomás Roselló, arquitecto especializado en el patrimonio comarcal de l'Horta y colaborador habitual de Levante-EMV, estima que lo mejor «sería instalar un estabilizador de fachada» para salvaguardar lo que queda de la construcción y, a partir de ahí, «comenzar con la rehabilitación».
