Uno de los tres casales que Silla levantó con el llamado Plan Zapatero, y que ni siquiera llegaron a ser finalizados tras invertir en ellos 688.000 euros (tenían que haber sido inaugurados a principios de 2011), por fin tendrá una utilidad. Se trata del que está ubicado en el Parc de Les Eres, un espacio que estaba destinado a la falla Port y que antes de que finalice 2016 se convertirá en la nueva biblioteca, actualmente instalada de manera precaria en la planta baja del conservatorio (una parte) y el primer piso del Centro de Mayores.
El recinto, de 397 m2, contará con un área de 90 plazas dedicada a la lectura y consulta de fondos bibliográficos, aunque también tendrá un espacio destinado exclusivamente a sala de estudio. Esta última, que tendrá 40 plazas, estará en lo que hoy es una galería techada en uno de los laterales de la construcción, un espacio que se acristalará para permitir su uso durante todo el año. Además, y por primera vez en el servicio municipal, se separará la zona infantil de la de adultos, una unión que hasta ahora había generado muchos conflictos entre los usuarios.
La nueva biblioteca también dispondrá de un área multimedia en la que se podrá consultar Internet (tendrá wifi gratuito) y aprovechará el hall cubierto del edificio para crear un sala exterior de actividades que se empleará de abril a octubre para realizar presentaciones de libros, cuenta cuentos o actuaciones de índole cultural.
Presupuesto: 120.000 ?
El inmueble se recuperará y acondicionará gracias a la subvención extraordinaria de la diputación. En concreto, necesitará 120.000 euros para dejarlo preparado para el estudio y la lectura.
La decisión de emplear como biblioteca este inmueble, sin uso y casi abandonado hasta la fecha (un indigente incluso llegó a ocuparlo durante algún tiempo), ha sido obra del cuatripartito que gobierna Silla desde junio. Pese a que el alcalde, el socialista Vicente Zaragozá, anunció poco después de recibir la vara de mando que impulsaría una consulta ciudadana para que fuesen los vecinos los que decidiesen «qué hacer con los casales», finalmente la premura del plan de ayudas de la diputación obligó al ejecutivo local a apostar por el proyecto sin tener aún el beneplácito ciudadano.
No obstante, el mandatario está convencido de que los vecinos lo acogerán «con mucha satisfacción», puesto que se trata de «una reivindicación histórica» tanto de los usuarios de la biblioteca como de «los mayores, que hasta ahora tenían que renunciar a realizar muchas actividades en su centro porque no tenían espacio suficiente». El cambio, que según el alcalde dará «más luz, espacio y ambiente de estudio» a los usuarios, «logra un doble objetivo: tener una biblioteca mejor y liberar dos locales que ahorrarán algún alquiler» al consistorio.
