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Radiografía comarcal

Los polígonos quieren dejar de ser un gueto

«Somos el último barrio de cada pueblo pese a ser los que más impuestos pagamos», asegura Diego Romá, gerente de la Federación de Polígonos Industriales de la Comunitat Valenciana y de la asociación Aemon de Moncada y Alfara. Romá sólo hace dos excepciones: Fuente del Jarro y el Parque Tecnológico, ambos en Paterna. Pero en esa excepcionalidad no tiene tanto que ver la administración pública como la iniciativa de sus propias entidades de conservación.

Para que los ayuntamientos y, sobre todo, la Generalitat sean quienes impulsen la mejora de las áreas industriales „«ocupando sólo un 1 % del territorio aportamos el 50 % del PIB de la Comunitat Valenciana», subrayaba ayer Romá„ veinte entidades del Foro Empresarial de l'Horta Sud firmaron el lunes un «Manifiesto por la recuperación económica, industrial y comercial». Tal como recogía ayer Levante-EMV, en este manifiesto reclaman una Ley de Polígonos y una planificación metropolitana como elementos clave para «reindustrializar» l'Horta y dejar de ser un «gueto» (según los define Romá) en el que cada día trabajan miles de personas. Estos son algunos de los problemas a los que se enfrentan los principales polígonos de la comarca.

Oportunidades perdidas

Alaquàs tiene dos grandes núcleos industriales, el histórico Bovalar, que ha quedado pegado al casco urbano, y el Mollons. En el primer caso, las quejas de los empresarios se han sucedido por el mal estado de las calles, la mayoría con grietas y baches, por lo que se reclama un plan de reurbanización que dote de condiciones dignas la zona. En els Mollons, la prolongada tramitación del nuevo PGOU, que el anterior Consell retuvo seis años, impidió convertir en suelo industrial una bolsa de terreno de más de 200.000 m2, por lo que los empresarios han criticado las diversas oportunidades de implantación de empresas y servicios que se han perdido. Aldaia, por su parte, dispone de una de las mayores superficies industriales de la comarca: unos 5 millones de metros cuadrados, entre el consolidado y los proyectos en tramitación paralizados, con gran parte de suelo por desarrollar y en distintos estados. Uno de los polígonos más antiguos, el Coscollar, fruto del asentamiento de empresas sin una ordenación hace décadas, arrastra problemas de urbanización, que se han ido paliando a través de intervenciones municipales aunque todavía no se ha acometido un plan integral.

Un polígono obsoleto

El polígono Mas del Jutge ha quedado en varios aspectos obsoleto, según opinan algunos industriales, que reclaman mejoras en aspectos tan básicos como la señalización o la limpieza. El parque empresarial no tiene ni un directorio de empresas y servicios, por lo que el consistorio aprovechará el plan de la Diputación de Valencia para instalarlo. El convenio para el mantenimiento de la zona industrial que el consistorio tenía con el Club de Gerentes, quedó anulado en la etapa de gobierno popular y el servicio pasó a ser asumido por el consistorio. Los industriales consideran que el área se ha degradado por lo que piden mejoras en este aspecto. Además, desde hace tiempo reclaman otras prestaciones en materia de modernización como la instalación de fibra óptica que permita la implantación de empresas asociadas a las tecnologías. La segunda fase del polígono se desarrolló pero apenas está ocupada.

Servicios de primera categoría pero carencias en accesos

Fuente del Jarro es un parque empresarial que, en opinión de otros polígonos, compite en primera categoría por su nivel de servicios „tiene parque de bomberos, correos, bancos, guardería„, pero también tiene sus carencias en cuanto a materia de accesos, pues la segunda fase con unas 200 empresas tan sólo dispone de una conexión interna mediante un túnel. Tanto la comunidad de empresarios Asivalco como el ayuntamiento han reclamado la conexión directa con el «by-pass» y la V-30 durante décadas, que tampoco ha sido incluida en los presupuestos del Estado de 2016. El gerente Joaquín Ballester considera que también debe afrontarse un plan de modernización por parte del consistorio, pues es un polígono de más de 40 años, pese a que la colaboración con el ayuntamiento permite realizar trabajos puntuales de mejora gracias a un convenio. Ballester considera imprescindible una reindustrialización porque tras el declive de la industria en los últimos años, ha aumentado el sector servicios, pero «si no se apuesta por una reindustrialización, al final nadie fabricará». En cuanto a la Ley de Polígonos, el gerente opina que beneficiará a los recintos industriales más pequeños, que son los «más abandonados», si se refuerza el papel de las entidades gestoras y se logra la obligatoriedad de pertenencia a ellas de todas las empresas, para así financiar entre todas los servicios, como sucede en Asivalco.

Falta de limpieza

Desde la Asociación de Empresarios de Silla (AESI), su presidente Pedro Bas resalta que los principales problemas que tienen sus polígonos „el de Avenida Espioca, l'Alteró y Camí del Cementeri„ son la falta de mantenimiento y limpieza, la escasa iluminación y la poca vigilancia. Son pocos los asociados „unas 30 industrias„ por lo que también consideran que si se crea un nuevo marco jurídico que propicie la aportación de todos los empresarios será fundamental para la mejora de los parques empresariales. Bas añade que esa ley, como se apuntó en el foro comarcal, debe obligar a los consistorios a mantener un mínimo nivel de servicios en sus zonas industriales que generan riqueza y aportan impuestos, para no ser considerados «el raval del pueblo».

Sin transporte público para miles de trabajadores

El Mediterráneo „situado entre Albuixech y Massalfassar„ es uno de los polígonos más importantes de la comarca, no tanto por su número de empresas (alrededor de un centenar) sino por el tamaño de las mismas: entre 3.000 y 4.000 metros cuadrados de media. Ana Pardo, gerente de la asociación de empresarios AUPIM, describe como, desde que se tocó fondo en 2012, esta área industrial ha ido experimentado una mejoría «muy lenta», primero con menos cierres de empresas y ahora con varias aperturas. «En 2014 se instaló una y este año ya han sido cuatro o cinco».

La mayor necesidad que tiene el polígono, según destaca Pardo, es la del transporte público ya que, pese a las buenas conexiones por carretera (está junto a la V-21) y los accesos, no hay línea de autobús o parada de metro que puedan utilizar los miles de trabajadores que acuden día a día a sus empresas. También reclama más seguridad, ya que municipios tan pequeños como Albuixech o Massalfassar tienen servicios de Policía Local acordes a sus cascos urbanos pero no a un área industrial de más de dos millones de metros.

Sin mantenimiento ni vigilancia para más de 250 empresas

En menos de cuatro kilómetros a lo largo de la CV-315, entre Alfara, Moncada y Nàquera, hay instaladas unas 250 empresas repartidas en cinco polígonos industriales que Diego Romá define de «modelo valenciano»: negocios de pequeño y medio tamaño y mucha diversidad. Mejores accesos, más seguridad y mantenimiento son las tres principales reivindicaciones de Aemon, la asociación que hace las veces de «interlocutor entre las necesidades de los empresarios y la administración», según explica Romá. «Aemon tuvo que instalar (y asumir el coste) más de cien grandes carteles y directorios para que la gente supiera dónde estaba. Durante dos años tuvimos que contratar vigilancia nocturna por la ola de robos, pero hubo de eliminarse por su alto coste y la estricta legislación», apuntó. Son cosas que parecen pequeñas pero que empresarios y trabajadores han de sufrir cada día, en l'Horta y en toda España, por la indolencia de la administración.

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