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Los expertos piden que la Generalitat tutele una posible venta de Ara Christi

Reconocen la labor de sus actuales dueños al «salvar» la cartuja y ven difícil que pueda pasar a manos públicas

Los expertos piden que la Generalitat tutele una posible venta de Ara Christi

La posibilidad de que la propiedad de la cartuja de Ara Christi cambie de manos ha puesto en alerta a los expertos y estudiosos de este monumento del siglo XVI, Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1996. Tal como contó ayer este periódico, los actuales propietarios del cenobio niegan cualquier operación de venta, pero al menos tres inmobiliarias especializadas en edificios de lujo y singulares la ofertan a través de sus web. Es más, una de ellas aseguró el miércoles que la oferta es real e incluso que se están estudiando varias posibilidades. Este mismo agente comercial tasa la cartuja del Puig de Santa Maria en 17 millones de euros, establecido según «criterios del mercado».

Se trata de un precio que para Albert Ferrer Orts „profesor titular del Departamento de Història del Arte de la Universitat de València„ difícil de asumir para una administración pública pese a que podría acogerse al derecho de tanteo y de retracto por ser la cartuja un BIC. «En todo caso, la Generalitat sí debería participar en el proceso y velar para que una posible venta no perjudique al monumento», subrayaba ayer Ferrer.

En este sentido, fuentes de la Conselleria de Cultura se limitaron a señalar que, de momento, no ha recibido ninguna notificación de venta de la cartuja, por lo que aún no puede decidir si se acoge al derecho de tanteo.

«Ya sea la Generalitat o el propio ayuntamiento „añadió el profesor„ deben estar atentos a que un nuevo propietario, o incluso el actual, mantengan el plan director aprobado en su día para rehabilitar la cartuja, ya que aún hay partes, como el gran claustro o la torre, que no se han rehabilitado».

«También deben procurar que, si se vende, todo vaya a parar a un mismo propietario, que el conjunto no se parta. Y también deben mantener la obligación de que las puertas de la cartuja estén siempre abiertas porque se trata de un edificio histórico», añadió Ferrer.

El también experto en patrimonio y cronista oficial del Puig, Julio Badenes, sí consideró «conveniente» que un posible nuevo propietario le dé a Ara Christi «un aprovechamiento acorde a su condición de BIC y su historia como una de las cartujas más importantes de España». Para ello, Badenes apostó porque el cenobio tenga una utilidad pública, lo que implicaría que la Generalitat o el Estado se implicasen en su compra. «Diecisiete millones es mucho dinero, pero sería lo ideal para que tuviera un buen aprovechamiento», destacó.

Aún así, Badenes reconoció ayer el esfuerzo realizado por la familia Nebot Oyanguren para recuperar un monasterio que prácticamente estaba desmantelado y a punto de desaparecer en la década de los ochenta. «Allí han invertido mucho dinero y esa restauración se tiene que pagar de alguna manera», señaló el cronista del Puig en referencia al uso actual de la cartuja como lugar de bodas y eventos.

Un atractivo turístico

«A grandes rasgos, sí que se hizo una buena rehabilitación. Salvaron la cúpula de la iglesia, que estaba a punto de derrumbarse. Y por lo menos ahora Ara Christi tiene una función, la conoce mucha gente y supone para el Puig un atractivo turístico más», señala Badenes.

El propio Salvador Vila, arquitecto responsable de la restauración de la cartuja, destacó el «esfuerzo económico» de los propietarios para acondicionar el cenobio y, precisamente por este esfuerzo, se mostró «extrañado de que ahora lo quieran vender».

El profesor Albert Ferrer es más crítico con la restauración dirigida por Vila, pero también reconoce el «bien por el patrimonio valenciano que ha hecho la familia Nebot, de forma totalmente particular y sin ayudas, al recuperar la cartuja».

Aún así, Ferrer señaló algunas «intervenciones preocupantes» que se han hecho, sobre todo la de la celda del prior, convertida en un «hotel con encanto aumentando las volumetrías». También criticó la desaparición de la decoración esgrafiada, tapada y en algunos casos perdida, pese a ser «el ejemplo más antiguo de esta decoración en el Reino de Valencia». También criticó la ocultación de la pintura original de la iglesia con pintura plástica blanca, y la decoración del templo «con una "coentor" insultante y utilizada como discoteca».

Ferrer se preguntaba ayer «qué papel han tenido los técnicos que la conselleria ha ido enviando a lo largo del proceso de restauración atendiendo a que las denuncias nunca han sido atendidas», y exigió que si el monumento cambia de manos, se evite caer en los mismo errores.

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