Silla almacena casi 1.700 bombillas con tecnología LED que ni siquiera ha llegado a instalar por los constantes fallos que registran, tal como ha revelado el edil de Urbanismo, Valentín Mateos, de EU. Las luminarias proceden de los planes de Eficiencia Energética que la diputación puso en marcha en 2012 y 2013 y costaron 480.000 euros. El dinero salió de los fondos de la entidad provincial.
El ayuntamiento sillero ya ha expuesto a la empresa suministradora los problemas detectados en las lámparas «sin que ésta haya dado una respuesta satisfactoria». Por eso, la Junta de Gobierno local ha aprobado «dar un plazo prudencial a la mercantil para que presente una solución técnica» que no consista simplemente en la sustitución de las bombillas, puesto que «ya ha quedado demostrado que el producto no es válido» .
En caso de que la firma no ofrezca «una alternativa lumínica debidamente contrastada y de total garantía», el consistorio «exigirá la resolución del contrato», ha anunciado el concejal. De hecho, el equipo de gobierno municipal ya ha iniciado el procedimiento administrativo tendente a decretar el «incumplimiento contractual» por parte de la empresa suministradora, cuya actuación se tilda de «infracción grave» en un informe técnico del Ayuntamiento de Silla al que ha tenido acceso este periódico.
Las compraron durante dos años
Las bombillas con tecnología LED comenzaron a llegar al almacén municipal con el Plan de Eficiencia Energética 2012 de la diputación. En esos momentos Silla adquirió, valiéndose de las subvenciones de la entidad provincial, un total de 1.349 luminarias valoradas en 239.946 euros. Al año siguiente, se hizo con otra remesa de 1.226 bombillas, con un coste de 239.875 euros.
Poco a poco se fueron instalando, aunque «con reservas porque los técnicos no acababan de ver resultados satisfactorios», ha indicado Mateos. En junio, tras el relevo en el gobierno municipal, ahora integrado por un cuatripartito formado por PSPV, Compromís, EU y Silla En Democracia, el regidor de Urbanismo decidió «paralizar» un nuevo contrato de 200.000 euros que estaba «a punto de ser adjudicado a la misma empresa» para adquirir más LED. El concejal pretendía comprobar antes «si la tecnología funcionaba».
Tras confirmar que «muchas de las bombillas fallaban», el ayuntamiento reclamó a la mercantil y ésta argumentó que «sólo se trataba de un lote de fabricación defectuosa», según el informe técnico. Entonces, el edil encargó una comprobación más exhaustiva y se analizaron 159 bombillas (94 del plan de 2012 y 65 del de 2013). Los resultados fueron demoledores: el 47,8 % de las lámparas estaban dañadas, «con un diodo LED o más fundidos» y con especial incidencia (el 90 % de los casos) en «la tira superior» ya que, al parecer, «no pueden disipar el calor y acaban quemándose», aclara Mateos.
Ante esta evidencia, que «potencialmente también sufrirían» las luminarias aún sin instalar, Silla reclamó a la mercantil. Las lámparas apenas llevaban «9.000 horas en funcionamiento» cuando «la garantía es de un mínimo de 40.000», dice el informe. Así que, ahora, el consistorio exige a la suministradora una «alternativa lumínica» que, además, tendrá que recibir el visto bueno de los técnicos municipales. Correrán a cargo de la suministradora «todos los gastos relativos a la reposición de las nuevas bombillas y a su retirada».
