El pleno del Ayuntamiento de Burjassot ha aprobado una declaración institucional de rechazo al glifosfato y sustancias similares a este herbicida como productos para el control de hierbas en los espacios públicos. La propuesta de Totes amb Burjassot contó con el respaldo del equipo de gobierno (PSPV y Compromís) y del resto de fuerzas de la corporación (PP, C's y EU). Tal como consta en la moción, «en los últimos años, y de forma creciente, las empresas contratadas por las instituciones para el mantenimiento de lugares públicos, como parques y jardines, carreteras, centros educativos e incluso espacios naturales, utilizan herbicidas que tienen efectos tóxicos sobre la salud y el medio ambiente, como demuestran decenas de estudios». Por ello, el pleno ha acordado «prohibir el uso de esta sustancia tóxica y productos similares en toda clase de lugares públicos del municipio». Como alternativa para eliminar malas hierbas, el ayuntamiento se compromete a usar «métodos mecánicos o térmicos no contaminantes».

Es lo que se ha hecho en Paiporta, donde el ayuntamiento aprobó en abril una moción similar a la de Burjassot y ahora ha iniciado un nuevo tratamiento experimental para combatir las malas hierbas de parques, aceras y jardines a base de vinagre de remolacha en un porcentaje concreto como herbicida natural, y también del uso de un soplete que quema estas plantas hasta la raíz. «El vinagre es un producto de uso habitual para acabar con las hierbas no deseadas en la agricultura ecológica», destacan las fuentes municipales. Las pruebas las están realizando los trabajadores de la empresa municipal Espai.